divendres, 15 de setembre del 2006

Historias mágicas y un brindis a Rubianes

ALADINO Y LA PRENSA MARAVILLOSA.

Preguntándome con qué podría ilustrar una interpretación del debate político más importante en España, sobre si el 11-M fue obra de los islamistas, de la ETA, de los dos o de las Fuerzas de Seguridad en complot con el servicio andorrano de espionaje, se me ocurrió la figura de Aladino. La lámpara mágica es la prensa de la que salen poderosos genios, bajo la forma de confidentes, traficantes ilegales, psicópatas o meros delincuentes que en un pispás transforman una cruda realidad en algo mucho más placentero y ponen orden en el mundo de Aladino, el PP en este caso, para que los números (electorales) le cuadren. (Ilustración de Aladino, de Max Liebert, para un libro de Ludwig Fulda. Wikipedia). Pues me parece que no, que esta vez no va a salir la jugada de hacer política utilizando a los tribunales. Las cosas no se repiten como en las recetas de cocina. Con los GAL se trató de montar un proceso sobre la base de las declaraciones de un delincuente, Amedo, y en un clima enrarecido de desconfianza en el gobierno. Ahora se trata de valerse de las declaraciones de un presunto delincuente (Trashorras) para desmontar un proceso en un clima enrarecido de desconfianza en la oposición. Mucho más difícil.

Por eso no se entiende bien la obcecación del PP en mantener viva esa fábula de la Kangoo, la mochila, Trashorras y otros personajes de Fu Man-chú, una vez está claro que no va a haber elecciones anticipadas. A la vista ahora de las elecciones en menos de dos años, seguir así es suicida. Llegar a ellas como el partido del "no", de la crispación, la bronca, el delirio conspirativo y los catastrofismos siempre refutados lo va a dejar en niveles electorales fraguianos. Eso si no se le escinde antes un partido de centro-derecha jaleado por el grupo Vocento (Abc), ya que hoy día es impensable un partido sin un periódico detrás o delante, según.


BRINDIS A RUBIANES.

Le Monde de hoy trae una entrevista con Philippe Caubère en la que este famoso actor que interpreta su propia vida él solo en el escenario a lo largo de tres piezas, dice que un actor puede ser el escritor del mundo entero. A lo mejor es el caso de Rubianes. Si no el escritor, el hablador del mundo entero


EL FEMINISMO DE BARBARELLA.

Llama la atención que, a pesar de su gran auge, el feminismo no cuente con partidos feministas de peso. Hay algunos (el Partido Feminista de España, fundado por Lidia Falcón es el más conocido aquí) pero carecen de representación parlamentaria. Por eso es tanto más interesante que la señora Gudrun Schyman, política sueca, expresidenta de la Izquierda Socialista, haya fundado un partido, Iniciativa Feminista, con el que se presenta a las elecciones al Parlamento (Riksdag) el próximo día 17. Lo que al principio pintaba bien en las encuestas, empezó a torcerse debido a que el sistema sueco de partidos está muy polarizado entre los dos bloques de la izquierda y la derecha. Así que a la señora Schyman se le ocurrió llamar en su auxilio a Jane Fonda, que hará campaña con ella para tratar de superar la barrera del 4% que establece la ley electoral sueca. Según el Frankfurter Rundschau, de donde tomo la noticia, no es impropio sacar a relucir a la heroína sexual de los 70, Barbarella, a propósito de Jane Fonda, puesto que la propia página web de Iniciativa Feminista lo hace , al anunciar la llegada de aquélla con un: "¡Viene Barbarella!". Es muy interesante el asunto, después de los sesudos análisis que leímos en su día acerca de cómo Barbarella era la última manipulación: perpetuar la cosificación femenina a través de una falsa emancipación. Resulta, sin embargo, que así como ayudó a liberar al mundo de la amenaza de Duran Duran, 40 años después, Barbarella puede ayudar a que el Partido Feminista Sueco alcance representación parlamentaria con un programa orientado a luchar contra la "sociedad patriarcal" que la elevó a mito erótico. ¿Es válido eso? Supongo que sí, pero no deja de ser pintoresco, a poco que se recuerden algunas de los más conocidos episodios sexuales del comic de de Jean Claude Forest (el ligue con el robot es buenísimo) o las más explícitas de la película (la imagen es el cartel de ésta). Una prueba más de que la integración del feminismo radical, como ideología concreta, en la política es cosa complicada.