dijous, 14 de setembre del 2006

Dando la vara con la guerra del Irak

¿QUÉ GUERRA CIVIL, VAMOS A VER?

Está bien el cuadro de Jean-Louis Gérôme, un academicista discípulo de Ingres. Se ven en él cabezas de beys exhibidas en la mezquita de Al-Hassanein, hacia 1873. Era chic por entonces mostrar a los europeos los aspectos seductores y los temibles del exotismo oriental. No todo iban a ser odaliscas. También debía quedar clara la tendencia de estas tribus al fratricidio, a las guerras intestinas, a las civiles, a los espectáculos cruentos. De tal forma, ¿a quién va a extrañar que se hayan descubierto 65 cadáveres en un día en Bagdad? 65 cadáveres con signos de haber sido torturados. Sunitas asesinados por chiitas y chiitas por sunitas. Y no es mucho. Según un funcionario de policía , hay días en que llegan 100 cadáveres a la Morgue. La guerra civil se acelera; pero el señor Bush dice que qué guerra civil, que él no ve una guerra civil, sino la actividad de unos insurgentes a los que en poco tiempo los EEUU encontrarán, como a Bin Laden, y llevarán ante la justicia. Ello si no se la aplican directamente los soldados, como esos que, al parecer, han violado, asesinado y quemado a una niña de 14 años en Bagdad.

Y lo de que la guerra se va a ganar, no sé de dónde sale, cuando el ejército estadounidense tiene que desmentir que haya perdido el control de la provincia mayor del país, Anbar. Digo ejército porque he leído en algún sitio (el Chronicle de San Francisco, creo), que los EEUU tienen allí un millón trescientas mil personas. Me parece una enormidad y no se me ocurre qué pasará cuando ese ejército inicie la retirada, que tendrá que hacerlo. Y pronto. Porque, si no lo hace, seguirá sin ganar la guerra, pero dando el espectáculo de la tortura que todos ignoran o incluso aplauden.

TODOS, NO.

Lord Falconer dice que lo que se hace en Guantánamo es contrario al Estado de derecho. Lo que es obvio, por cuanto la tortura es contraria al Estado de derecho. Esto lo puede decir cualquiera, pero lo decisivo aquí es que lo diga el Lord Chancellor que, hasta la reforma constitucional de 2005, fue cabeza de los jueces y presidente de la Cámara de los Lores. Sigue siendo una figura importante en el Reino Unido, es miembro del Privy Council (tribunal Supremo para algunos países de la Commonwealth) y del Gobierno, y es Guardián del Sello Real.

Pero, sobre todo, es una figura prestigiosa. El cargo, anterior a la invasión normanda, fue ocupado por Thomas More (a la derecha, en el retrato que le hizo Holbein el joven), a quien la Iglesia católica elevó a la santidad por su martirio. En aquel entonces se conocía también al Lord Chancellor como "Guardián de la conciencia del Rey". O sea que, cuando Enrique VIII mandó decapitar a Moro, decapitó su propia conciencia. El "Guardián de la Conciencia del Rey" de hoy es el guardián de las conciencias de las personas de bien: Guantánamo debe cerrarse y los reclusos ser liberados o transferidos a la jurisdicción ordinaria.

MARAGALL.

Con esto pretendía cerrar la vara, pero me suenan en el recuerdo las palabras de Maragall en la Diada de este año. Creo que ha dicho que pedir la independencia de Cataluña es "ridículo". ¿Qué tipo de argumento es ese? ¿Qué quiere decir "ridículo"? Porque, entiendo, si la independencia de Cataluña (o la ensalada de habichuelas) es razonable, conveniente, beneficiosa, posible, necesaria (todo ello a ojos de según quién), ¿qué más da que sea "ridícula"? Y eso, suponiendo que nos pongamos de acuerdo respecto a qué consideremos "ridículo", que no nos pondremos. Seguro

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