Parecía que no iba a llegar nunca el momento pero por fin se larga el mandatario a quien el señor Aznar considera un "gran estadista" y más del setenta y cinco por ciento de los norteamericanos tienen por el peor presidente de su historia. En su discurso de despedida ha apelado al juicio de ésta, como Fidel Castro en su día. Pero a diferencia de Castro, a él la historia no podrá absolverlo porque su presidencia ha sido un desastre completo en todos los frentes. Un breve repaso ilustrará al respecto.
Su fanatismo religioso y su cerrada política neocon lo llevaron a obstaculizar el avance de la ciencia vetando la investigación con células madre. Del mismo jaez o peor fue su apoyo a la difusión del creacionismo en las escuelas en detrimento de la teoría de la evolución. A esta actitud contraria a la ilustración y al juicio científico que tanto daño hace a la formación de los estudiantes lo llaman el diseño inteligente, esto es, la vuelta a enseñar como verdades científicas las patrañas de la Biblia. Contrario asimismo al progreso de la humanidad y al sentido común fue su decidida oposición al aborto que se articuló en dos tipos de medidas: a) de un lado tratando de que el Tribunal Supremo anulara su decisión previa (caso Roe v. Wade) de permitir la interrupción voluntaria del embarazo, cosa que no consiguió; y b) su oposición a financiar las actividades de la ONU en el planeta que implicaran difusión y legalización del aborto. Lo que corona estas prácticas retrógradas es la afirmación del señor Bush de que en alguna ocasión fue el mismo Dios quien le aconsejó adoptar una u otra medida. Obviamente quien afirma tal cosa en serio sólo puede ser un charlatán o un necio o ambas cosas a la vez.
La presidencia del señor Bush estuvo marcada por el ataque terrorista a las torres gemelas y la subsecuente "guerra contra el terror" que desplegó el Gobierno de los Estados Unidos. En el ámbito de la política exterior esa actitud estaba comprendida en la estrategia de la seguridad nacional cuyos elementos decisivos fueron: la substitución del multilateralismo por el unilateralismo, el desprestigio y ninguneo de las Naciones Unidas y otros foros internacionales y la adopción de la "guerra preventiva" para la defensa nacional. La guerra preventiva es una práctica inmoral a la que recurren sobre todo los Estados Unidos e Israel, los dos Estados terroristas más típicos del mundo.
En la práctica estos principios llevaron al señor Bush a una guerra ilegal, criminal, de rapiña en contra del Irak y a algo muy parecido en Afganistán. Asimismo en función de una doctrina perversa de sus asesores según la cual en tiempos de guerra (guerra que declara él mismo) el Presidente de los EEUU está por encima de los demás poderes del Estado que no pueden controlarlo, sus órdenes no tienen por qué respetar las Convenciones de Ginebra. De este modo el Gobierno del señor Bush aplicó un programa de espionaje universal de sus propios ciudadanos, saltándose derechos como el secreto de la correspondencia, la inviolabilidad de las comunicaciones y otros derechos civiles. Ese mismo gobierno legalizó el uso de la tortura que se puso en práctica en los vergonzosos episodios de la cárcel de Abu Ghraib y de modo sistemático en ese campo ilegal en donde se tortura a prisioneros de Guantánamo, un exclave de los EEUU que rompe el principio se soberanía territorial de Cuba.
En el campo de la política económica los gobiernos del señor Bush aplicaron el más completo programa neoliberal, lo que acabó provocando la mayor crisis económica mundial desde la de 1929. El recetario neoliberal, compatible con la mayor extensión de la corrupción en el Gobierno (en el que los ministros eran accionistas de las empresas que hacían negocios en el Irak destruido por ese mismo Gobierno) consistió básicamente en bajar los impuestos a los ricos y desmantelar cuanto pudo el escaso Estado del bienestar que hay en los EEUU. Esto de bajar los impuestos, sobre todo a los ricos, que es una típica medida de la derecha neoliberal persigue dos finalidades entrelazadas: de un lado favorecer a su base social y electoral y de otro descapitalizar al Estado para que no puede hacer frente a sus compromisos de gasto público. A todo esto hay que añadir la obsesión del gobierno del señor Bush por suprimir todo tipo de controles, normas y regulaciones con los que se pretendía domeñar los altibajos del mercado. Una vez desregulado el mercado se lanzó a una frenética actividad especulativa global habiendo generado asimismo una burbuja inmobiliaria que, al estallar, ha provocado una crisis crediticia con consecuencias en la economía real nunca vistas desde hacía decenios en cuanto al descenso del Producto Interior Bruto, el aumento del paro, la caída de la actividad industrial.
Estamos de enhorabuena: por fin se va este desastre que es un meapilas, un iluminado (que no ilustrado) un terrorista y un genocida por gobierno interpuesto. Un presidente que ha dejado por los suelos la economía y el prestigio internacional de su país y al que el señor Aznar considera "un gran estadista".
(Las imágenes son dos fotos de Bokowsky18 y de Muhammad Adnan Asim (linkadnan)# 2 , ambas con licencia de Creative Commons).