Ahí está, representado en una triunfal portada de El País. Es el regreso a los viejos mejores tiempos de periódico ilustrado de un gobierno ilustrado y, en el fondo, un Estado ilustrado.
Las vaciedades del monarca y sus subrepticias amenazas tienen tratamiento especial una vez al año, como si hablara el oráculo de Delfos. El país real habrá estado a lo suyo, pero como ávidas palomas acuden a las migajas reales los partidos, los políticos, los medios, la España oficial. Todos los partidos no independentistas (sabia precisión) alaban el discurso del rey. Y el periódico real subraya la coincidencia de Podemos. En efecto, su secretario general enhebró un hilo en tuiter aún sin duda bajo la emoción que le produjo escuchar al monarca y vertió incontinenti su entusiasmo, aunque sin olvidar que la razón de la historia ya no tolera formas monárquicas. Nada que no se le pueda perdonar en futuras convocatorias. No hay monárquicos más fervientes que los republicanos. Pregunten a Sánchez.
Al monarca le preocupan en especial los jóvenes, dice el periódico que, además, editorializa sobre el asunto. La juventud, divino tesoro, está pagando las consecuencias de una crisis mezcla de despilfarro y corrupción. Pero nadie aporta soluciones y menos que nadie el rey que de esto de una juventud sin horizontes no sabe nada; pero de despilfarro y corrupción, mucho. El mantenimiento de una Casa Real es un despilfarro. Y una Casa Real uno de cuyos miembros está en la cárcel por delincuente algo tiene que ver con la corrupción. Pero no importa. Todos a alabar la preocupación real por la juventud, aunque lo único que se le ocurra sea recomendarle mucha convivencia, como a todo el mundo.
La convivencia, reflexiona la real cabeza, esta en peligro. Pero todo se arreglará merced a la Constitución de 1978 en su 40º aniversario. El PSOE encantado de que la Constitución esté viva y mira que es encantarse con poco. Muchos la daban por muerta y moribunda y necesitada de una reforma importante, si no total. Y todo en orden. La Constitución que permitió los mejores cuarenta años de la historia de España, convenientemente retocada aquí y allá (que para eso está viva) nos dará otros cuarenta aun mejores.
¿Hay alguien en contra de este idílico futuro en que hasta los jóvenes serán convivencialmente felices? Sí, los catalanes. Los aguafiestas del imperio nacional español. Los que dicen que el rey va desnudo, los que quieren decidir por su cuenta. ¡Habráse visto desfachatez mayor! ¡Por su cuenta! Aquí no hay más cuenta que la española.
El régimen traspira animadversión a Catalunya y está empeñado en construirle una imagen de enemigo. Estúdiese el titular: "Torra rechaza la llamada del discurso del Rey a la convivencia". Es tremendamente injusto y falso. Torra no ha rechazado nada y menos una invitación a la convivencia. Lo que ha dicho es que aquí, en Catalunya, no hay un problema de convivencia, sino de democracia. La mayoría no puede llevar adelante su proyecto por acciones represivas del Estado de diverso tipo.
El objetivo de esta manipulación es claro: fabricar una imagen de Torra como adversario de la convivencia. De ese modo ya se sabe a quién intentarán culpar de la ruptura de esta si se rompe por la acción represiva del Estado.
Puro régimen, pero incapaz de mantener la unidad de España si no es por la violencia. La presidenta de la Junta de Andalucía, Díaz, se ha sumado a los otros gerifaltes socialistas partidarios de aplicar el art. 155 en Catalunya.
¿No ven que lo que rompe la convivencia es la represión?