Hace algo más de un mes, Palinuro glosaba la idea de normalidad del presidente Sánchez y se preguntaba cómo puede llamarse "normal" una situación con presas políticas. Simplemente, negando que las haya. Así lo hacía Sánchez entonces y, como se ve, lo reitera Ábalos ahora mismo: no hay presos políticos; hay "políticos presos".
La estupidez de la argucia salta a la vista cuando acto seguido se reconoce que la existencia de "políticos presos" no ayuda a normalizar la situación. ¿Por qué no? Un político preso, por ejemplo, es Eduardo Zaplana. ¿Impide normalizar la situación la existencia del político preso Zaplana? Obviamente, no. ¿Por qué la de los independentistas catalanes sí? Sencillamente, porque no son "políticos presos", sino presos políticos.
Y así se lo van a demostrar mañana al gobierno cientos de miles, quizá millones de personas. Se lo va a demostrar la sociedad catalana. Una sociedad convencida de que solo la República sacará de la cárcel y hará volver del exilio a las personas que los padecen injustamente.