dissabte, 28 de juliol del 2018

La gobernanza del reino

Estaba cantado. Un gobierno que lo es gracias a los 17 votos indepes catalanes no debe, en principio, enajenárselos a ls primeras de cambio. Ni creer por un segundo que son votos cautivos cuando ya le explicó ERC que eran votos contra M. Rajoy. Son dictados elementales de la prudencia. 

Pero no es la prudencia la norma del gobierno de Sánchez en lo referente a Catalunya. No se ha atrevido a crear el ministerio de Asuntos Catalanes pero ha puesto en Exteriores a un antindependentista militante y desaforado para el que "Exteriores" quiere decir literalmente Catalunya. Es verdad que el jefe se ha prodigado en declaraciones melífluas sobre la nueva era de diálogo, entendimiento y concordia. Faltan los hechos. Trató de colar como tal el acercamiento de los presos políticos, pero hubo de admitir que era un derecho de estos, uno más de los que les niegan. El resto son medidas que prosiguen e intensifican la juridificación del conflicto que siempre ha criticado el propio Sánchez.

Frente a tanto menosprecio y agresividad, no podía esperar que los indepes catalanes le votaran a favor. Lo de Podemos es otra historia. Tenían razones para votar en contra, pero, entiendo, no innegociables, como las de los indepes. Estos, además, a diferencia de Podemos, lo venían avisando con antelación suficiente para que Sánchez hiciera cuando menos un gesto. 

Al contrario. Muy disgustado, el gobierno ha defendido su proyecto y acusado a UP, ERC y PDeCat dar una bofetada a las clases populares en España en su gubernativa mejilla. Es un argumento contra Podemos (la izquierda, votando con el PP porque, en realidad, una abstención es un no) pero no tanto contra los indepes, cuyo interés en la política española trae vitola propia. Contra estos es más difícil argumentar, sobre todo si no se ha hecho nada salvo amenazarlos, como hace el ministro de Asuntos Catalanes con el servicio del Diplocat.

Todo el planteamiento de la medida sonaba a marrullería. La mayoría absoluta del PP en el Senado tumbaría el proyecto. Entonces, ¿para que aprobarlo en primer lugar? Según el gobierno para obligar con ello al PP a retratarse en ir contra los intereses de la gente. Ahora tiene un mes para volver con la propuesta. A lo mejor en ese mes encuentra tiempo e ingenio suficientes para negociar con Podemos y hacer una oferta a los indepes que induzca a estos a cambiar su voto a positivo. 

Entre tanto, los independentistas preparan la rentrée con fuegos de artificio. La traca final serán las elecciones anticipadas en Catalunya, con independencia de cuándo sean las españolas. La única duda es si las catalanas se convocan antes o después de la segura condena de los dirigentes indepes en el proceso llarenesco.  Y teniendo en cuenta que las municipales están previstas en mayo. 

Podrían llegar a coincidir todas y quizá el reino entrara entonces en modo failure.