dimarts, 10 de juliol del 2018

Escenificación de un desencuentro

El mundillo oficial español se regocija del encuentro y hasta hay quien habla de "deshielo". Era tan bajo el nivel a que habíamos caído que el solo hecho de dialogar, de hablar durante dos horas y media, se considera un triunfo digno de una apoteosis. Hablar entre ellas, lo que hace a las personas ciudadanas, pues, para negarse a hacerlo, es preciso ser bestias o dioses, según Aristóteles. 

Salvadas las alharacas, el contenido de la prolongada reunión es más bien flaco. Grandes nombres, comisiones bilaterales de esto y aquello, paralizadas desde el comienzo de la plaga de M. Rajoy, para negociar transferencias, competencias y otras esencias. Es el concepto de negociación política de Sánchez. Añade, como gesto de buena voluntad la retirada de la batería de recursos del PP contra las leyes sociales de la Generalitat, detenidas, paralizadas, anuladas, suspendidas o desmochadas, según procediera.

Y prou. ¿Autoderminación? No me suena. ¿Presos políticos? No me constan.

Y hasta septiembre. 

Torra, a su vez, cual previsto, pidió la liberación de los presos políticos. Se presentó con el lazo amarillo. Y también pidió un referéndum pactado de autodeterminación. La conocida respuesta es que no cabe en la Constitución. Traducido al román paladino: que no por que no. Es decir, lo que ambos mandatarios escenificaron a la postre fue un desencuentro entre personas civilizadas. No se enfrentaron con violencia ni el uno hizo arrestar al otro y lo envió cargado de cadenas ante el juez Llarena, Némesis de la Justicia. Pero no se pusieron de acuerdo en nada; ni siquiera en ponerse de acuerdo.

Ambos interlocutores salieron como habían entrado y ahora ya saben los dos de primera mano cuáles son las intenciones del otro. El gobierno español mantiene una actitud de cerrado "no" heredada del PP y, al renunciar a hacer una propuesta alternativa, se sitúa en una posición defensiva, en reacción a lo que el independentismo pueda hacer. Desde el momento en que Torra declara no cejar en sus propósitos del 1-0 y 27-0 así como las elecciones de 21 de diciembre está claro que conserva la iniciativa política y lo más probable es que la ejerza en breve.

La iniciativa política da mucha ventaja y ahora se abre un periodo de debate sobre qué forma puede tomar. Ya hay sectores independentistas que recogen el guante de septiembre y lo fijan en la Diada. Una Diada que trascienda todo y sea una inauguración del "nou Estat d'Europa". Pero otros sectores creen que esperar hasta septiembre es aceptar implícitamente el marco autonomista y que es preciso pasar a la implementación de la República, como diría Lluís Llach, de una puta vegada. Parece que es lo que piden también los CDR

¿Hasta dónde puede llegar esa iniciativa? Elisenda Paluzie, presidenta de la ANC, dice que, si se implementa la República, tendremos las llaves de las celda de los presos. Una verdad como un templo pero, como todos los templos, puede caernos sobre la cabeza.  Una vez se conozca la sentencia del tribunal de Schleswig-Holstein, habrá mayor base de juicio para aventurar tácticas de implementación porque la presidencia de la República en el exilio mantiene un perfil bajo a causa de la situación judicial.