El País sigue beligerante contra el independentismo. Ayer publicaba una encuesta de Metroscopia que daba una aplastante mayoría de catalanes a favor de una tercera opción entre independencia sí o no, consistente en una nueva forma jurídica de la relación de Cataluña con España a base de competencias blindadas. Lo malo es que esa tercera opción no existe, si bien El País lleva meses pidiéndola por favor al gobierno. Al no conseguirlo, según se ve, ha decidido convertir sus deseos en realidades y se ha inventado un referéndum y, claro, lo gana. Pero eso no significa nada ni tiene valor alguno porque es una invención lanzada al vacío. La pregunta del referéndum hasta la fecha solo es y solo puede ser "Independencia, sí o no".
Este enfoque es parte de una campaña amplia de los medios, los políticos nacionalistas españoles y los catalanes unionistas para desmantelar el referéndum antes de realizarse. Las desavenencias en la coalición gobernante se repiten y tienen un impacto negativo en una sociedad tan movilizada como la catalana. Además, la CUP, de quien depende el gobierno parlamentariamente, aprieta en el otro extremo, exigiendo la fecha y la pregunta del referéndum ya. El gobierno catalán quiere pactar la pregunta con Els Comuns, lo cual no está mal pensado para garantizar una mayor participación y evitar así una deslegitimación de la consulta a cuenta de una elevada abstención.
En todo caso, el tiempo apremia. Se sabía, porque los mismos de JxS lo dijeron repetidas veces, que el govern mantendría abierta la oferta de pacto hasta el último minuto. Pero también se sabía que ello no sería óbice para que el mismo govern continuara con su hoja de ruta. En consecuencia, debe creerse que las autoridades catalanas controlan los tiempos del proceso. Tal cosa afirma Junqueras. Pero no sé si se han calculado los tiempos muertos que se producirán inevitablemente con las distintas decisiones del Tribunal Constitucional suspendiendo y prohibiendo.
La verdad es que el tiempo, el que no está muerto, apremia.