Segunda edición de La República Catalana a menos de dos meses de la primera. Estoy muy satisfecho de la acogida que el libro ha tenido sobre todo en Cataluña. En España, silencio. La única que se atrevió a llamarme para hablar de él fue Susana Griso, en Espejo Público, de Antena 3. Y algún arriesgado periodista de prensa. A todos ellos les estoy agradecido pues sé los problemas que tanta audacia puede acarrearles. Parece mentira en nuestro mundo, pero así es: la esfera pública está controlada por la mentalidad y los intereses de la oligarquía nacionalcatólica y sus recientes aliados de la "izquierda" socialista. Y, si se trata de Cataluña, al silencio y al boicot se suma de grado la sedicente "verdadera" izquierda que, ciertamente, no es verdadera ni es izquierda desde el momento en que censura igual que la derecha. Es lo normal en España: al tratarse de asuntos catalanes se hace un tupido silencio solo roto para propagar mentiras, fábulas chistes anticatalanes. Todo lo que interesa en Cataluña se silencia en el Estado, aunque la situación inversa no sea cierta. Es típico de las asimetrías y desequilibrios de este país, sometido y acobardado por la hegemonía secular de una derecha retrógrada, nacional católica, caciquil y ahora franquista a la que se somete una izquierda débil, pusilánime, denortada y, en buena medida cómplice del régimen de la III restauración y cuyo
único interés es mantener sus privilegios y el desastre de país que han organizado
único interés es mantener sus privilegios y el desastre de país que han organizado