Los abstencionistas de la Gestora esgrimen dos tipos de razones, las latentes y las manifiestas. Trato de exponer las primeras, esto es, las referentes a la "cuestión catalana", en la entrevista de Gara de hoy mismo. Solo me resta por añadir, porque acaba de producirse, la ruptura de hecho entre el PSOE y el PSC a causa de esta cuestión. Vamos ahora a las manifiestas.
Son dos: a) la abstención es un mal menor frente a la posibilidad de terceras elecciones; b) un gobierno en minoría tendrá que contar con la oposición y se verá obligado a negociarlo todo.
El miedo a las terceras elecciones arranca de la presunción de que su resultado sería catastrófico para el PSOE y no tan malo para el PP y tampoco para Podemos. Es una presunción compartida por mucha gente: como está el PSOE, unas terceras elecciones lo dejarían tundido. Pero esa posibilidad se da precisamente por el golpe de los abstencionistas. Si estos se desdijeran, votaran NO y restituyeran a Pedro Sánchez en la SG, las tornas podrían cambiar y mucho, teniendo además en cuenta que el protagonismo de la campaña electoral del PP sería del tándem Rajoy/Correa. Los abstencionistas, sin embargo, se cierran en banda ante la posibilidad, lo cual prueba que su interés no es que el PSOE gane las elecciones o el gobierno de España, sino la maniobra interna del partido para descabalgar a Sánchez y poner a Díaz. Política de vuelo gallináceo en la que también van a enfangar la rebeldía de las bases con las firmas, su validación, su tramitación, el orden del dia y los dimes y diretes de estas trifulcas internas de los partidos.
Lo del gobierno en minoría viéndose obligado a dejar que gobierne la oposición del Parlamento suena a pura fábula. El partido de la Gürtel y su presidente, el de los sobresueldos, gobernaron al margen del Parlamento cuatro años; luego, en contra del Parlamento casi un año como gobierno "en funciones"; y ahora lo harán paralizando el Parlamento con la UE, el Senado, el Tribunal Constitucional y la amenaza de unas elecciones anticipadas que la oposición teme más que el pedrisco. Y eso por otros cuatro años o los que los dioses reclamen a título de expiación.
En realidad, lo único sensato que cabe hacer es mantenerse en el NO es NO e ir a las terceras elecciones. Al PSOE solo le falta un líder, un candidato. Los demás ya lo tienen: son los tres que perdieron las elecciones anteriores. Los socialistas pueden escoger a alguien nuevo. Supongo que tendrán en dónde elegir. Y ese tal solo precisa elaborar un discurso convincente explicativo del porqué no se debe votar un gobierno del PP. Y es sencillo: no es posible votar a un partido que está en los tribunales, de arriba abajo, de un extremo a otro. Uno que ha rebajado España a niveles de desprestigio del pasado y que ha gobernado en contra de la mayoría y a favor de los amigos, muchos de los cuales están procesados o ya cumplen condena.
Si, a pesar de todo, la gente lo vota, será sin la servil aquiescencia del PSOE.