Los sondeos y los medios son unánimes: el PSOE puede verse sorpassado por Unidos Podemos. Casi todos auguran que los socialistas quedarán terceros en cantidad de votos y algunos se atreven a decir que también serán terceros en escaños. Un panorama sombrío. Otros ven ya la sombra de la disolución del viejo PSOE que, por lo demás, tampoco era tan viejo pues procede de una especie de golpe de mano dado en Suresnes, en 1974, cuando la organizació histórica se venía abajo ante el empuje de una joven guardia articulada en el interior. Ahora podría estar pasando lo mismo con algún actor cambiado. Lo mismo quiere decir, para entendernos, un proceso de "pasokización".
Pero también podría suceder que nada de eso se cumpla y que, confrontado con tan siniestros augurios y en virtud de la metáfora del underdog en la disputa electoral, el PSOE remontara en la última semana de la campaña en la que hay tantos indecisos. Al fin y al cabo, no se trata tampoco de dar un salto en la intención de voto sino de mantenerse en donde estaban y, si acaso, no dejarse empujar al tercer lugar.
De hecho, ya lo hemos señalado: según todos los sondeos ninguna combinación será posible sin el PSOE pero el PSOE saldrá perdiendo en todas las combinaciones actualmente posibles. De aquí que sus adversarios traten de ponerle entre la espada y la pared para que diga ya con quién pactará llegado el caso. Es la urgencia que le plantea a Sánchez una y otra vez Pablo Iglesias pensando, probablemente, que así debilita al PSOE al que, por otro lado, anuncia permanentemente su voluntad de llegar a acuerdos. Se trata de una trampa tan evidente y elemental que da un poco de vergüenza escucharla sobre todo con esa zalamería hipócrita que se gastan los dirigentes de Podemos, siempre soltando insidias con la mirada baja.
¿A quién se le ocurrirá adquirir un compromiso -por ejemplo, decir de antemano con quién pacta- antes de encontrarse en posesión de la información necesaria para adoptar una decisión correcta? Obviamente eso puede hacerlo Podemos, cuyo radicalismo político lo aisla de tal modo, al igual que al PP, que sus posibilidades de pacto son muy reducidas. Se limitan al PSOE al que, por otro lado, quiere aniquilar. Una situación que está en la base de esa irritante ambigüedad en las declaraciones que equivalen a algo así como "necesitamos y queremos mucho a estos hijos de perra a los que querríamos ver muertos".
En realidad, lo mejor que puede hacer el PSOE, partido que suele tener un alto porcentaje de voto oculto, es justamente no soltar prendas sobre su voluntad de acuerdos, como le urge Podemos, con la peor intención del mundo. Mantener la incertidumbre es lo mejor que pueden hacer los socilaistas, lo cual coincide, además con la incertidumbre de amplios sectores de opinión, la inmensa minoría de los indecisos.
En realidad, lo mejor que puede hacer el PSOE, partido que suele tener un alto porcentaje de voto oculto, es justamente no soltar prendas sobre su voluntad de acuerdos, como le urge Podemos, con la peor intención del mundo. Mantener la incertidumbre es lo mejor que pueden hacer los socilaistas, lo cual coincide, además con la incertidumbre de amplios sectores de opinión, la inmensa minoría de los indecisos.