dimarts, 10 de maig del 2016

Un pacto para menos que nada

Cuando se apague el tronar de las salvas con que las baterías de la izquierda "transformadora" saludaron el acuerdo de IU y Podemos, cuando se disipe el humo de la pólvora alegremente gastada en este asunto por orden de la maquinaria de propaganda de esta gente que es lo único que funciona, podrá verse que esta unidad es una farsa. Una farsa condenada al fracaso. Y que condenaría a otro fracaso al conjunto del país si consiguiera salirse con la suya, asunto imposible.

Sí, ya sé que voy contra el unánime y estentóreo parecer de los miles y miles de fanáticos de estas dos formaciones, de trolls y agentes de propaganda que ayer llenaron las redes con sus consignas, todas iguales. Ya sé que no veo cómo el sol rojo de la justicia social alborea el oriente por mi ceguera y falta de comprensión de la verdad en marcha por fin en la historia. Veo lo que veo y no lo que me dicen que vea. Ya sé que también voy contra el parecer de gentes normalmente razonables y ecuánimes que ayer se dejaron arrebatar por este frenesí colectivo impostado de los salvadores de la patria y daban por segura la victoria de esta colección de gente tan variopinta como desnortada.

Aquí se dirá lo que no se leerá ni oirá en las arengas y proclamas de la "verdadera" izquierda. Ese pacto se ha cocinado y cerrado a toda velocidad porque no quedaba otro remedio ya que el plazo para hacerlo terminaba hoy, 10 de mayo, y de no firmarse las dos fuerzas que afirman haber abierto las puertas a un nuevo día y un nuevo país se encontrarían en la situación en que estaban antes y fue la que obligó a llegar al acuerdo: Podemos cae en picado en las encuestas y Pablo Iglesias comparte con Rajoy el honor de ser el líder peor valorado por la opinión. Por otro lado, IU, prácticamente en quiebra y sin fondos para pagar ni a los que pegan carteles, estaba obligada a una campaña electoral hecha a base del boca a boca de los mercadillos.

Que se haya hecho por obligación y a toda velocidad demuestra que, cuando hay voluntad política, los obstáculos se vencen. Es decir, si no se llegó a acuerdo alguno tras el resultado del 20 de diciembre es porque quienes lo negociaban, especialmente los de Podemos, no querían. Se trataba de un acuerdo en el que estaría el PSOE y eso Anguita, que es quien hoy vuelve a mandar en el batuburrillo de esta izquierda, no lo toleraría bajo ningún concepto. Para algo lo han incluido la imagen en el cartel electoral de las dos formaciones porque estas tienen una idea pintoresca de la realidad. Y, ya se sabe: todo antes de que gobierne el PSOE. Hasta elecciones nuevas. Hasta un nuevo gobierno del PP. Si nosotros no gobernamos que tampoco gobiernen esos. Qué historia tan vieja.

La coalición electoral se presenta como el primer paso del anhelado sorpasso a los socialistas, ese que Iglesias intentó colar como un adelanto al PP, por si alguno se tragaba la bola. Y solo estamos en el comienzo. En estas elecciones vamos a ver auténticos prodigios de embustes y engaños de las partes de IU y Podemos, duchas en este tipo de actividades para las que tienen legiones de fanáticos patrullando las redes a fin de echarse como un enjambre sobre quien cuestione este adefesio.

Obsérvese detenidamente el cartel de propaganda. ¿Alguien cree que, de obtener la victoria ese huerto de egos desmesurados, será capaz de mantenerse unido? ¿Que podrá tomar medidas de políticas públicas antes de empezar a discutir entre ellos y expulsarse mutuamente? ¿Alguien cree que la presencia de Anguita es productiva desde el punto de vista del marketing político que es lo único que importa a estos adalides del izquierdismo virgen?

Lo han hecho a toda prisa por las razones expuestas al comienzo de este escrito y por la muy evidente que añadimos ahora: para ir en contra del PSOE. Los medios que bailan el agua a esta coalición de viejos y nuevos comunistas hablan ya de tremendo sorpasso al PSOE. De aquí al 26 de junio vamos a escuchar todo tipo de embustes en forma de conclusiones de sondeos uno detrás de otro.  Y, llegado el día de la votación, se descubrirá que está fantástica coalición no podrá formar gobierno y tampoco podrá formarlo el PSOE con lo que esta vez sí habrá alcanzado la finalidad que siempre hemos dicho que era la suya: dividir a la izquierda para que gobierne la derecha. Esta derecha de sinvergüenzas y ladrones. 

Tan lamentable resultado solo podría evitarse si el PSOE consiguiera mantener un nivel del voto que le permitiera formar gobierno como fuerza mayoritaria, cosa muy difícil por cuanto, a diferencia de las demás fuerzas políticas (sobre todo, el PP y Podemos) no tiene ningún medio de comunicación favorable, nadie que reproduzca y difunda su relato, atacado por la derecha y por la izquierda. La coalición IU-Podemos volverá a vender la piel del oso antes de matarlo y es de esperar que el PP no pueda revalidar ni de lejos los resultados del 20 de diciembre.

Al haber concluido una alianza electoral en contra del PSOE los de esta izquierda retórica le han marcado su rumbo forzosamente: el mantenimiento de la alianza que ya forjó con Ciudadanos. Conociendo nuestro país, su electorado y las condiciones en que se va a votar esta vez, esa combinación, presentada como la alianza del centro derecha y el centro izquierda es la combinación ganadora.

Palinuro defendió siempre un pacto de gobierno entre PSOE, Podemos e IU e incluso insistió en que se incluyera el referéndum de Cataluña. Eso no fue posible, en mi opinión por el juego sucio de Podemos (todavía más sucio que el del PSOE que ya lo era) que siempre pensó en hacer elecciones nuevas porque su objetivo, digan lo que digan, no es ganarlas, sino que no las ganen los socialistas

Palinuro, que cada vez se siente más catalán y que, en estas elecciones, de poder hacerlo,  votaría en Cataluña a ERC, no tiene nada claro qué hará en España.

Sobre este asunto seguiremos hablando mañana.