Sopla Eolo por los páramos de Castilla y solivianta los manteos de dos aguerridos murcianos que hacían tranquilamente sus negocios con una empresa constructora del lugar. Esta fue beneficiaria de las contratas de los parques eólicos de la Junta, regida por el partido de los dichos murcianos, uno, Pujalte, murciano de pura cepa y el otro, Trillo, cartagenero. Pero los dos fenicios. Porque el negocio consistió en una “asesoría verbal” por valor de 354.560 euros el uno y 75.000 el otro, pues siempre ha habido clases. ¡Ah, el verbo! El verbo lo puede todo. El verbo es oro; sobre todo, si sale de la boca de estos dos crisóstomos. Es verdad que no hay fe escrita y que el verbo, como palabra que es, alada que es, se la lleva el viento. Exacto. De eso se trata, de parques eólicos. Es una asesoría sin par, de las que predican con el ejemplo.
Trillo se ha labrado un lugar de honor en la historia de la estulticia española. Un lugar tragicómico. Cómico en su ¡Viva Honduras! en El Salvador y en su liberación del islote Perejil; trágico en el Yak-42. Su desempeño como embajador en el Reino Unido, en donde se presentó con un dominio del inglés similar al de su jefe, Rajoy, entra en el campo bufo. Esto de la asesoría verbal pertenece al Sueño de una Noche de Verano y todo en él pertenece al campo de la más densa fanfarronería hispánica.
Un sueño en diferido que nos introduce en el peculiar universo lingüístico de Cospedal, la dueña dolorida. Ríanse de Alicia en el País de las Maravillas, ríanse de Orwell: el PP es el partido más trasparente, el PP es el partido de los trabajadores, nuestra televisión es plural y, si alguien del PP tuviera cuentas en Suiza, yo, Dolores del Toboso, tendría que dimitir. Un poco más de diferido y llegamos al motín de Esquilache. Me extraña que los jenízaros de la tele a sus órdenes no hayan exhibido ya un mapa de Andalucía en el que se vea claramente que Las Hurdes están situadas en Sevilla, entre Dos Hermanas y Utrera. Se comprende que hayan tardado tanto en saquear España. No saben ni en dónde está.
La acusación popular pide al juez que encarcele a Rato porque puede escaparse. Bond, Rodrigo Bond. Un caballero a quien Goirigolzarri obligó a devolver un millón de euros que se había autoasignado como compensación cuando lo echaron a patadas. Eso después de haberse pulido una pasta ajena en clubs de alterne en compañía de un selecto club de damas y caballeros representativos de las fuerzas vivas del país.
Rajoy dice que se enteró por la prensa “de lo de Rato” y tuvo un gran disgusto. ¿Por qué? ¿Por los clubs de alterne? Lo de enterarse por la prensa quiere decir que él no estaba en el ajo. Rato no le dijo nada. Es más, en realidad, no sabe quién es Rato. Ese señor ya no vive aquí. Y, en el fondo, ¿qué quieren que diga? Por algo José Mari lo eligió a él y no a Rato. Así que, ya tal, buena gente.
Rato, una especie de Roldán en señorito, Roldán el de hoy, no el de Carlomagno, da la medida ética y estética de este latrocinio general. Goirigolzarri, en una junta de accionistas de Bankia ha tenido que escuchar que se han gastado el dinero en putas, señor Ignacio. Algunos de esos que se han gastado el dinero en putas van ahora a legislar sobre la prostitución. Bien; así van haciendo unas prácticas y ese es el nivel.
El visible. Luego está el subterráneo. Lean el artículo de Escolar sobre el turbio asunto de la testigo de cargo en el proceso al juez Elpidio Silva. De dos a seis años de cárcel pueden caer a quien destapó el asunto de las blacks a través de los correos de Blesa, la prueba fundamental de ese escandalazo de latrocinio, despilfarro y mal gusto que abochorna hasta a los tomates del huerto.
También está el juez Garzón fuera de la carrera judicial por querer hacer justicia, actividad sediciosa en España desde tiempo inmemorial.
Y lo anterior coincide con la noticia de que las autoridades franquistas reconocían en sus documentos internos en 1965 el asesinato de Federico García Lorca con expresiones que ponen los pelos de punta. Lean el párrafo de la exclusiva de Diario.es en el que el ministro de Asuntos Exteriores de España, Fernando-Maria Castiella da por bueno un escrito de la autoridad correspondiente según el cual un grupo armado un noche se llevó a García Lorca y lo pasó por las armas después de que este hubiera confesado, "según se tiene entendido" enterrándolo, “muy a flor de tierra” en un lugar de imprecisa descripción. Firmado en 1965 por un ministro de Asuntos Exteriores de un régimen que los actuales gobernantes se niegan a condenar.
Entre tanto, la oposición mayoritaria está dirigida por alguien que se equivoca al votar las leyes, convierte a Machado en soriano y no se atreve a defender a una compañera de partido, a pesar de haberse valido de su expresión. ¿Cómo va a atreverse a presentar una moción de censura a esta banda de chorizos?
Pues, no sé… ¿Tiene esto arreglo?