dissabte, 10 de gener del 2015

Hay que salir a ganar.


(Del diario del presidente del gobierno).

La legislatura ha terminado. Queda menos de un año para dar la vuelta a la opinión pública sumamente negativa que hemos acumulado en los tres anteriores. Y eso va a ser un trabajo. Los barómetros del CIS parecen hechos en una checa. Y luego dicen que manipulamos los datos. El 80% de la población no confía en mí y ni yo ni ninguno de mis ministros, salva fugaz excepción, ha merecido un aprobado de la ciudadanía.

No, no nos queda tiempo para gobernar. Tampoco es que en los tres años anteriores lo hayamos hecho mucho. Apenas hemos tenido tiempo. Entre cumplir las órdenes de Berlín/Bruselas, las de la Iglesia, la patronal y la banca y defendernos como hemos podido de las acusaciones de corrupción que nos llovían y nos llueven, se nos ha ido la legislatura. Encima, aprovechando, como siempre, las distracciones del gobierno central, los catalanes se han subido a la parra, obligándonos también a atender a ese guirigay, esa aventura sin sentido.

Hasta ahora no hemos podido mostrar nuestro rostro amable, que lo tenemos. Ya es tiempo de hacerlo. He dado orden a los ministros de expandir la buena nueva por toda la Gran Nación: España sale de la crisis. Y no solo sale, tira de los demás países europeos, más atrasados al no haber contado con nuestras políticas duras pero necesarias. Esa será la consigna: recuperación. Catarata de cifras y datos. Algunos dirán que la gente no la ve y que hay muchos más datos que la desmienten. No importa. Nosotros a lo nuestro. Para eso controlamos prácticamente todos los medios de comunicación. A repetir: España remonta. Es una Gran Nación. La crisis es cosa del pasado. La corrupción yace a nuestros pies vencida como Lucifer a los pies de San Miguel. Mas sentará la cabeza si no quiere perderla.

Voy a multiplicar mis actos públicos. Voy a inaugurar carreteras, AVEs, pantanos, convenciones, congresos y campeonatos de lo que sea. También daré alguna rueda de prensa en plasma y hasta en vivo, aunque estas son peligrosas por esa manía de los periodistas de enterarse de lo que no les importa. Mantendré un canal abierto permanente de diálogo con la ciudadanía. Es el signo de los tiempos: presencia en las redes sociales. Voy a tuitear todos los días. Así la gente sabrá siempre lo que pienso. Y es claro: estamos recogiendo los frutos de los tres años de sacrificios. ¿Que alguien no los ve? Hay que aclararle vista, disipar las cortinas de humo que se lanzan para impedir nuestro triunfo, el de las gentes de bien, previsibles, como Dios manda, la mayoría silenciosa.

La principal cortina de humo es la de la corrupción. Hemos llegado hasta aquí sin tener que dimitir, salvo algún caso insostenible, como el de Ana Mato, felizmente recuperada para nuestros trabajos en pro del bien común. Podremos llegar hasta el final. Y hacerlo como adalides de la lucha contra la corrupción. Todo al tiempo que obstaculizamos cuanto podemos las labores de investigación policial y las de la justicia, destruyendo pruebas o cambiando jueces. Habrá momentos duros en las peripecias procesales de los casos pero estas son tantas y tan variadas (Bárcenas, la infanta, Correa, Blesa, Rato, Granados, etc.) que se taparán unas a otras. Y, si no lo hacen, siempre nos echará una mano cualquiera de los otros dos asuntos que afectan a la convivencia nacional, los "adanes" y los "lunáticos".

Los "adanes" de Podemos se han cargado IU. Una pena. Y van por el PSOE. Esos me dan menos pena. Tienen un verdadero lío. Los "adanes" quieren imponer un proceso constituyente. Al parecer estamos mal constituidos y tienen estos que venir a constituirnos según sus ocurrencias. De todos modos debe reconocerse que son maestros en imagen. Los nuestros, en cambio, no sirven para nada. Ni mejoran la mía ni empeoran la de los adversarios. Los peores enemigos están siempre dentro. Como esa señora que quiere ser alcaldesa de Madrid en contra de mi voluntad.

Los "lunáticos" catalanes son la reserva necesaria que propiciará un repentino resurgir de la conciencia nacional española. Los votos lloverán sobre la candidatura que con más claridad, decisión y firmeza impida el secesionismo catalán. Serán los contrafuertes y defensas de ese bastión inexpugnable que es la Nación española una, perenne a lo largo de los siglos. Mientras yo sea presidente, España no se romperá. Eso me lo van a oír mucho.

Son los dos ejes de mi discurso: España sale de la crisis sin haber perdido en calidad de Estado del bienestar y sin romperse territorialmente. Sin mancha ni ruptura, como la Virgen, su patrona, a la cual me encomiendo, como es habitual en mi gabinete.