Artículo publicado hoy en Publicoscopia, con el noble ánimo de servir a mis compatriotas a salir de la crisis montando su propia empresa como la tienen montada quienes se supone que han de dar ejemplo a la colectividad por su capacidad intelectual, su integridad moral, su recto comportamiento, altura de miras y esclarecido juicio.
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El PP no es un partido político sino que parece una asociación de malhechores y sinvergüenzas. Un mecanismo ingenioso, desde luego. En el mundo del hampa nadie había caído en este bonito truco, fácilmente explicable en 15 pasos. Pero es muy prometedor. Seguro que podemos exportarlo como la fregona y el chupa-chups: el político-ladrón.
1º) Reúnes una cantidad apreciable de granujas y ladrones, deseosos de enriquecerse y los organizas. Vale todo: falangistas, católicos, monárquicos, empresarios avispados, fascistas, extrema derecha, arrepentidos de la izquierda a cambio de unos dinerillos y puros delincuentes. El único requisito es la codicia y la voluntad de robar.
2º) Buscas un franquista tan bruto como soberbio, estilo Fraga Iribarne, y le haces creer que es el sucesor de su amado caudillo en cuanto organice un partido político. Puedes decirle lo de la unidad de España en lo universal. Los fascistas lo tragan todo con tal de robar.
3º) Disfrazada la banda de ladrones de partido político solo tiene que ganar elecciones para entrar en las administraciones públicas y disponer de sus cuantiosos caudales, algo mucho más cómodo y menos peligroso que atracar bancos.
4º) Las elecciones se ganan financiándose ilegalmente con dineros que ponen unos empresarios tan sinvergüenzas y ladrones como los peperos y así empieza a circular la pastuqui. Por cada donativo que los empresarios hagan al partido o al bolsillo de alguno de los mangantes, recibirán luego concesiones y contratas diez, cien veces superiores, que deberán pagar los ciudadanos quedándose sin educación, sin sanidad, sin servicios públicos.
5º) Con las elecciones ganadas, los cargos, dirigentes, militantes del PP expolian las arcas públicas por dos procedimientos:
5.1: mediante política de privatizaciones, consistente en vender empresas y servicios públicos a amigos, clientes y empresarios que adelantaron el dinero y prepararse así un lugar al que retirarse para seguir parasitando al Estado. Y eso mientras algún pollo pera engominado afirma que lo privado es más “eficiente” que lo público.
5.2: mediante el robo directo en beneficio de esta banda de chorizos en todos los niveles, ayuntamientos, comunidades, gobierno del Estado. Mano en la caja, pasta al bolsillo directamente y facturas falsas, testaferros, blanqueo de dinero, ático en Marbella o lo que haga falta.
6º) Los dirigentes y altos cargos,no pudiendo robar directamente, ven compensados sus desvelos recibiendo cuantiosos sobres con dinero en negro producto de los robos, como “cualquier empresa”, según mintió Rajoy en el Parlamento, “por aumento de productividad”. Cierto: roban más, mejor, más velozmente. Corresponde premiar a los sinvergüenzas que, gracias a sus desvelos, garantizan la pastuqui.
7º) También pueden los gobernantes nombrar a sus amigos en los cargos directivos de entidades de crédito con la misión de organizar empresarialmente el saqueo y enriquecerse a sí mismos, a sus padrinos gobernantes y guardando unas migajas para callar la boca a los representantes de la oposición en los consejos que, siendo unos pobres mierdas, son comprables con diez o veinte mil eurillos, para que se los gasten en sus vicios y no den la tabarra.
8º) Los ladrones directos, altos cargos del partido en Madrid, Valencia, Baleares, Castilla y León, Castilla La Mancha, establecen un régimen universal de comisiones del 3 por ciento de toda obra pública, se enriquecen, llevan el dinero a Suiza y, cuando lo repatrían, se lo gastan en juergas, borracheras y putas, riéndose de la gente a la que han saqueado y robado sus ahorros.
9º) Por si acaso, los ladrones encargados del gobierno, retuercen la legislación y reforman los códigos para que nadie tenga derechos, nadie pueda protestar ni acudir a los tribunales, nadie pueda manifestarse porque lo brean a palos y multas, nadie pueda casarse con quien quiera, nadie pueda abortar si lo necesita, nadie acceda a la educación ni a la sanidad ni a prestación alguna. El pueblo lo que tiene que hacer es resignarse a la explotación, rezar, dejarse robar y abrir el otro bolsillo.
10º) Parte de la pasta robada va a parar a los bolsillos de “periodistas” y comunicadores a sueldo de la banda (tampoco mucho porque estos perros, como los de la oposición, comen pienso barato); esbirr@s sin moral ni principios, capaces de defender al parricida confeso si les pagan lo suficiente; fascistas nostálgic@s, dad@s al bebercio y chul@s borrach@s de reciente hornada, incapaces de escribir sin faltas de ortografía.
11º) La banda de ladrones ampara todo latrocinio cometido por peperos, facilita el expolio, a cambio de su correspondiente sobresueldo/comisión, amnistía los delitos fiscales de los suyos, entorpece la acción de la justicia si, por casualidad, esta procesa a los ladrones y los indulta cuando los condenan
12º) A cambio, el Parlamento funciona como una guardia pretoriana e impide que el jefe de la banda, más conocido como “el sobresueldos”, tenga que acudir al Congreso a explicar los delitos cometidos por sus secuaces.
13º) Para las fechorías menores (de tres o cuatro a unos cien millones de euros) la banda deja libertad de imaginación a los ladrones de forma que estos se lo llevan crudo recalificando terrenos, pillando contratas y licitaciones amañadas, metiendo la mano sin más en la caja, al tiempo que enchufan en puestos con cien y doscientos mil euros al año a parientes, deudos, amigos, clientes y otros granujas que no tienen el graduado escolar o no saben hacer la O con un canuto.
14º) Para los alijos mayores, de miles, de centenares de miles de millones, los ladrones preparan leyes para rescatar bancos, autopistas y cualesquiera otros negocios ruinosos que son ruinosos en gran medida porque ya se pusieron en marcha para robar.
15º) Por si alguien tiene escrúpulos de conciencia ya está la Iglesia, interesada administradora de la misericordia divina, dispuesta a perdonar latrocinios a cambio de su parte en la mordida y, además, sin currárselo: el Estado le ingresa anualmente más de 11.000 millones de euros de dinero público, de católicos y no católicos y otros tantos en lucro cesante de impuestos, tasas y obligaciones exentas. En facilitar el robo parasitario de los curas colaboran en noble esfuerzo el PP y el PSOE, en donde hay tanto meapilas y monaguillo como en la derecha.