dijous, 4 de setembre del 2014

España y Cataluña

Entrevista realizada a Palinuro por George Mills, redactor de The Local. Spanish News in English y publicada bajo el título de  Catalonia could be the shock Spain needs.

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Si el presidente de Cataluña, Artur Mas, consigue su propósito, la gente de la Comunidad participará en una votación el 9 de noviembre sobre su independencia del resto de España.

No hay garantías de que la “consulta” vaya adelante. El Parlamento español ha declarado que es ilegal mientras que el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, ha dicho repetidamente que recurrirá al Tribunal Constitucional español si Mas insiste en llevar adelante sus planes.

Algunas personalidades del partido gobernante en Cataluña empiezan a considerar otras posibilidades, al margen de la consulta, según un artículo publicado en “El País”, el diario español de centro-izquierda.

Pero ¿qué sucederá si la votación se produce? ¿Qué función cabe aquí al próximo referéndum en Escocia? ¿Cómo surgió esta última confrontación entre Madrid y Cataluña?

Para encontrar respuesta a estas preguntas, The Local habló hace poco con Ramón Cotarelo, director del Departamento de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

Comencemos con el resultado más dramático posible. El 6 de octubre de 1934, el president de Cataluña, Lluís Companys, proclamó el Estado catalán. Los militares españoles tomaron el Parlamento catalán en diez horas y sofocaron la rebelión. ¿Podría pasar lo mismo ahora?

No. España no va a invadir Cataluña. Eso no va a pasar y nadie cree que se trate de una posibilidad real.

No obstante, es obvio que Madrid y Cataluña están enfrentadas en un conflicto grave. Y la cuestión real es que el gobierno central no tiene una respuesta a la situación.

¿Se producirá la votación el 9 de noviembre incluso aunque el Tribunal Constitucional la invalide, como se espera que haga?

La realidad –y es importante recordarlo- es que los partidarios de la independencia no tienen nada que perder. Tanto los grupos más radicales, como ERC (en la izquierda) como los más moderados, como CiU (partido centrista gobernante) están en una posición muy cómoda. Ello se debe a que pueden decidir ir adelante con la votación, aunque el Tribunal Constitucional la anule. Y el motivo es que consideran que el Tribunal es un instrumento del gobierno central.

¿Qué importancia tiene aquí el resultado del voto en el referéndum del 18 de septiembre sobre la independencia de Escocia? Un voto negativo, reduciría el apoyo a la independencia en Cataluña?

El voto escocés es muy importante por una serie de razones. Muchos catalanes, por ejemplo, ven el referendum y dicen: “¿por qué los escoceses sí y nosotros no?”

El resultado concreto del referéndum escocés, en cambio, es menos importante. Lo importante tanto para España como para Cataluña es que Escocia pueda hacerlo sin problemas.

El referendum de Escocia niega la legitimidad de la posición del gobierno central español. El presidente Rajoy ha dicho varias veces que ningún país democrático ha celebrado jamás un referéndum en contra de su soberanía territorial. Falso. Los canadienses lo han hecho dos veces con Quebec y los británicos una con Escocia. Lo importante en relación con el referéndum es el hecho de que se celebre.

Una última cuestión: aunque Cataluña llame “consulta” a la votación, es evidente que esta es un referéndum sobre el futuro de España.

El Partido Socialista español, el PSOE, apoya una llamada “tercera vía” en Cataluña con una España federal en la que Cataluña tenga más poderes. ¿Es esto posible o, como dicen algunos, es demasiado tarde?

En política todo es posible y nunca es demasiado tarde. El problema es que el PSOE ha escogido el federalismo como un mal menor.

Ese partido estuvo veinte años en el gobierno y no hizo nada acerca de Cataluña: lo cierto es que no está a favor de la independencia de Cataluña y tampoco es un partido realmente federal. Es como si quisiera ponerse la venda antes de la herida.

¿Sería diferente la situación en Cataluña si estuviera el PSOE en el poder en lugar del PP, conservador?

No veo gran diferencia entre el nacionalismo español de derecha y el de izquierda; pero sí hay una diferencia considerable en su actitud general.

El nacionalismo de la derecha Española está más en la tradición del nacionalcatolicismo, que fue la ideología dominante durante la dictadura de Franco, en la que la Iglesia católica controlaba muchos aspectos de la vida pública española. Y la forma de actuar del PP en este problema ha sido recurrir a sus procedimientos tradicionales y brutales.

Lo hemos visto en las declaraciones del ministro de Educación, Wert, sobre “españolizar” a los catalanes y en la negativa de Rajoy a entablar un diálogo apropiado con Cataluña.

Por otro lado, el PSOE se negó en 2006 a apoyar un nuevo estatuto de autonomía para Cataluña, al no admitir la definición de esta como una “nación” y porque daba excesivas competencias a la Comunidad. El resultado final fue un documento aguado.

Es una verdadera vergüenza que España no se diera cuenta de la importancia del Estatuto en aquel momento. (El Estatuto de 2006 sigue siendo un punto focal de discordia entre el gobierno central y Cataluña).

Con todo lo dicho hasta ahora, no creo que el PSOE actuara con mayor agresividad hacia Cataluña que el PP.

¿Cuál es la función que ha cumplido la idea de la desigualdad de financiación entre las comunidades autónomas en el surgimiento del nacionalismo catalán?

Desde luego, el dinero ha sido algo muy importante en el debate. Si observamos las cifras publicadas por el gobierno español vemos que las cuatro comunidades que son pagadoras netas a las arcas del Estado son Madrid, Cataluña, las Baleares y Valencia.

Esto significa que tres de los cuatro mayores contribuyentes son catalán-hablantes.

Pero también la lengua, la cultura y las tradiciones jurídicas propias son decisivas para entender a Cataluña. Cataluña tiene una larga historia y el presidente de la Generalitat es casi una figura patriarcal para los catalanes, algo que la gente en el resto de España no acaba de entender.

Hay que recordar que Lluís Companys es el único presidente democráticamente elegido y fusilado en Europa. Hay sentimientos muy profundos.

¿Qué función ha cabido a la crisis económica en el resurgimiento del nacionalismo catalán?

La crisis ha tenido una importancia grande, desde luego. Ha afectado a todo en la vida de los españoles, como todos comprueban a fin de mes.

Pero el problema fundamental en cuanto a Cataluña ha sido la falta de una perspectiva democrática en el gobierno. No nos equivoquemos: ha actuado de modo franquista, aplicando la tradición autoritaria española.

El PP no pudo acabar con ETA. El gobierno socialista anterior sí lo hizo. Así que ahora el PP quiere ganarse su propia medalla acabando con el independentismo catalán.

Y ¿cómo se siente usted personalmente respecto al deseo de una consulta de independencia en Cataluña?

Obviamente, es una pregunta complicada. Racionalmente hablando creo que los catalanes tienen derecho a decidir y hay que respetarlo. Por otro lado, me entristecería si se marcharan.

Pero quizá una Cataluña independiente sea la única forma de que los españoles comprendan la realidad de su país, que ha pasado de ser un imperio mundial a un país en andrajos.

España es un desastre y gran parte de su situación se debe a la incompetencia de sus clases dominantes, algo que procede del hecho de haber sido gobernada por extranjeros desde hace siglos.

Tome Gibraltar, por ejemplo. ¿Qué otra “gran nación” europea permitiría que una potencia extranjera controlara una parte de su territorio de importancia estratégica?

Lo que la gente tiene que entender es que el debate actual no es acerca de la independencia de Cataluña, sino del posible fin de España como existe actualmente.

Y quizá este sea el mayor efecto de la independencia de Cataluña: sería un choque enorme para la nación, algo que la sacudiera de su situación moribunda y la obligara a reaccionar reconstruyéndose sobre una nueva base.

El próximo libro de Ramón Cotarelo con el título provisional de “El ser de España y la cuestión catalana”, se publicará en octubre en Planeta, Barcelona.