dilluns, 3 de març del 2014

A estatutazos.

Comentábamos ayer, dilecta lectora, los más y los menos de esta quisicosa, la lista europea de IU, que ha dado origen a la habitual bronca, al "aquelarre", como dirían los gacetilleros de antaño, aficionados a lo hiperbólico. No sé si hay otro caso en que un adjetivo haga menos honor al substantivo que el de Izquierda Unida, símbolo en oro de la sabiduría del refrán de "dime de qué presumes...", etc.

En efecto, la lista se ratificó y sus partidarios, básicamente el aparato de IU, la defienden como la más abierta, la más plural, la de más sensibilidad, la más paritaria, la más equilibrada la más convergente y amplia de su historia. Ni una sombra de duda. Reconocen que hacerla ha sido un "terrorífico esfuerzo" pues (Cayo Lara, textual): no sabéis las presiones que hay y a qué nivel llegan. Vaya con la izquierda alternativa. Diga las presiones; diga los niveles. Mucho puño en alto, pero las componendas van por la parte de atrás. No quiero decir a qué me recuerda esto porque el personal se pica. Estas declaraciones dan pie a la crítica de que la lista es un apaño de partidos, de aparatos, de intereses y nada que ver que los intereses de la gente, los representados, los votantes.

Es obvio y es lo que salen diciendo algunos agraviados en la componenda recién ratificada, en concreto los de Izquierda Abierta y la CUT, quienes denuncian que se ha vulnerado "la pluralidad", lamentando amargamente que la lista no se haya confeccionado de modo transparente, en primarias abiertas. Los agraviados teorizan a todo trapo con la falta de sensibilidad de IU hacia las movilizaciones sociales. Algo con lo que la izquierda suele estar de acuerdo. La sospecha de que si la votación de las candidaturas hubiera sido a la inversa, con IAb de ganadora, las tornas se cambiarían es razonable pero irrelevante. El caso es que se invocan razones de principios cuando hay problemas de acomodo de "los nuestros" en las listas. Unas listas consideradas indeseables por quienes protestan.

Porque, además de los principios, se esgrimen los estatutos. Y esa es la bicha de la izquierda alternativa. Siempre que salen los estatutos a relucir el asunto suele no tener arreglo. De ahí a la escisión o la expulsión hay ya poco trecho. Más de uno en IU piensa que donde Llamazares y los suyos deberían estar es en el PSOE y los más maliciosos sostienen incluso que el de IAb está buscando un pretexto de ruptura para pasarse a la fementida socialdemocracia. Lo cual tampoco estaría mal visto del todo pues liberaría algún puesto más en la lista, de los de patio de butacas; nada de gallinero.

Segun tengo entendido, IU ofrece a Podemos y a Equo integrarse en su lista a partir del número onceno. Puro gallinero. Y, como todo es relativo en la vida, la oferta puede ser digna de consideración para los primeros, que están en mantillas organizativas, pero casi parece una bofetada, una ofensa innecesaria, a la gente de Equo, que tiene su propio proceso de primarias.