dissabte, 9 de novembre del 2013

PSOE: fuego de fogueo.


Ya está en marcha la conferencia del PSOE. Y se nota mucho. Bárcenas y hasta Aznar pasan a segundo plano. O a quinto, en donde suele estar Rajoy. Las demás izquierdas se desgañitan avisando como Pedro con el lobo que el PSOE no es de izquierda, opinión tan respetable como la contraria. El caso es que el evento, conferencia o cónclave socialista es tema del día. Y comienza este echándose a la izquierda por boca de Elena Valenciano, para quien el PSOE saldrá de la conferencia más rojo, más morado y más verde. Buena fórmula, voto a bríos. Palinuro la aplaude de todo corazón y solo substituiría el "morado" por "violeta". Cuestión de gustos.

No obstante, la misma Valenciano parece haber dado una rueda de prensa sin preguntas. Si es así, nadie esperaba que el ejemplo de Rajoy encarnara en el campo adversario. Quienes hablan de PPPSOE van a ponerse las botas. Porque Valenciano asegura en su incuestionable intervención que en esta conferencia puede hablarse de todo. Pero, al parecer, no con todos. No es un comienzo feliz. Y ya que el PSOE va de compromisos de futuro, comprométase firmemente a no dar jamás ruedas de prensa sin admitir preguntas. 

Es tal el interés de la dirección en impedir que se hable de las primarias que probablemente no se hable de otra cosa. De hecho, así es. Haciendo honor al carácter congresual de la conferencia esta es un bullir de conciliábulos, pasillos, cafetería y reservados. Ya hay quien ha detectado una especie de conjura de barones y allegados para pactar una fecha para las primarias. Pero también habrá contraconjura. Tomás Gómez, siempre hiperactivo, quiere fijar la consulta en febrero y no descarta ir en tándem con Carme Chacón. Eso está bien. Aquí nadie descarta nada. Ni Rubalcaba descarta presentarse cuando se convoquen las innombrables.

Pero la cuestión de los primarias no es solamente un mero capricho, una obcecación de jóvenes promesas que tienen prisa por vestir la púrpura del mando. Es algo lógico. La petición no es absurda. Incluso escuchando las razones de quienes pretenden postergarlas. Se trata ahora, dicen, de "conectar" con la ciudadanía por medios programáticos, se trata de presentar una alternativa viable y coherente a la situación actual. Las primarias no tocan. Lo que esta posición (la del secretario general) soslaya es que no bastan las propuestas. Hay que ponerles cara. El tiempo es de imagen y en la imagen fían las gentes su juicio. La cuestión obvia es ¿cómo va la gente a apoyar un programa alternativo si el rostro que lo acompaña es el de uno de los responsables de la situación cuya superación se busca? El empeño de Rubalcaba por coronar su vida política con otro intento electoral es comprensible y humano. Pero la realidad es muy terca. No solamente tiene un problema de liderazgo, como señala González; es que carece de crédito en la opinión pública. Y así no se ganan elecciones.

El PSOE ha lanzado ya varias propuestas concretas sobre equidad en la tributación e igualdad salarial real de los hombres y las mujeres y, sin duda, a estas seguirán muchas otras, hasta armar un programa de reformas posibles y seguramente tan sensatas como esas. Pero no sé si conseguirá evitar los debates sobre las grandes cuestiones.  He leído en algún sitio, no sé en dónde, que podría admitir un referéndum sobre la forma política del Estado. Lo dudo mucho, cuenta habida de que Rubalcaba ya ha dictaminado que el PSOE es un "partido republicano que se siente a gusto en la Monarquía parlamentaria". Será él; el partido como tal, no puede sentirse nada; y los republicanos que en él militan, de gusto, menos.

La otra gran cuestión es la catalana. Rubalcaba repite a quien quiere oírle que está en contra del derecho de autodeterminación. Él y su partido. Así,  como dice Valenciano, "se puede hablar de todo" aunque, bien se ve, con límites; no de todo. De autodeterminación no se puede hablar porque el jefe odia el concepto. Quiere substituirlo por el de federalismo, mediante el cual el PSOE piensa se amansará la efervescencia catalana. Si alguien duda de la eficacia del recurso, cuenta habida de que el PSOE ni lo ha aplicado jamás ni siquiera lo ha argumentado, se le hace ver que el partido está embebido de cultura federalista como demuestra  el hecho de que el órgano encargado de marear con las primarías se llame comité federal. Por cierto, como podía llamarse comité in partibus.

Se hablará de ambos asuntos (monarquía/república y organización territorial del Estado), quiera o no quiera Rubalcaba, pero se hablará con poco rigor, con vista a muy corto plazo y sin especificar gran cosa. Y ello es así precisamente porque no está aún decidido quién haya de dirigir el partido y quién haya de ser el candidato en las próximas elecciones. 

Las primarias debieran ser cuanto antes.