dijous, 9 de maig del 2013

La retirada al Aventino.


Hace unas fechas, con motivo de alguno de los habituales desprecios de Rajoy al Congreso o de la aplicación del rodillo popular en esta o aquella decisión (¡esas votaciones en que la mayoría rechaza a veces cientos de preguntas de la oposición sobre el caso Bárcenas e impide que se hable de él!) Palinuro sostenía que, a causa del autoritarismo del gobierno y su mayoría parlamentaria absoluta, el Congreso era irrelevante. No puede controlar con eficacia al gobierno; este comparece cuando quiere y habla de lo que quiere. Dada la férrea disciplina de voto (que incluye multas a los diputados díscolos) no existe ninguna posibilidad de que el PP pierda una sola votación y, por ende el gobierno, cuya posición es inexpugnable. Ni visos de verosimilitud para un voto de confianza; no hablemos ya de moción de censura. El gobierno hace y dice lo que le place sin fiscalización alguna. Incumple su programa y ayer, en la sesión de control, Rajoy afirmó rotundo que nadie le apartaría de seguir la senda de su programa que, por lo demás, nadie sabe cuál es, salvo hacer lo que le ordenan en Berlín. Aseguró asimismo que no quería engañar a nadie. Pues será la primera vez ya que hasta ahora no ha hecho otra cosa, como él mismo ha reconocido. 

Ante la situación de ninguneo del Parlamento, de irrelevancia e impotencia de este, convertido en una cámara de aplaudir y abuchear, en cierto modo degradado en su función, Palinuro sugería que la oposición lo abandonara, que repitiera la famosa retirada al Aventino, cuando algunos diputados socialistas en el Parlamento italiano, en protesta por la desaparición de su compañero Giacomo Matteoti (cuyo cadáver apareció unos meses después, habiéndose tratado de un asesinato fascista) se retiraron de la cámara y comenzaron a reunirse en otra sala. Lo llamaron "retirada al Aventino", en recuerdo de la llamada secessio plebis, de la República romana, por la cual la plebe se retiraba al Aventino (una de las colinas de Roma), dejando solos a los patricios en la ciudad, en realidad una ciudad fantasma pues, al retirarse los plebeyos se cerraban todas las tiendas, servicios, etc. Algo muy parecido a una huelga general. Gracias a las sucesivas retiradas de la plebe a lo largo de los siglos, esta consiguió la equiparación de derechos con los patricios. Por eso los diputados socialistas hablaron de su retirada al Aventino como el intento de que los fascistas restablecieran la legalidad. Pero fue al revés de lo que sucedió con la plebe romana: la persecución se amplió a los comunistas, se abolió el régimen parlamentario y se instauró la dictadura fascista, cuyo primer acto fue enviar a la cárcel al diputado Antonio Gramsci, que murió en ella.

El episodio de la ritirata sull'Aventino, ha quedado consagrado, sin embargo, como un acto de lo que podría llamarse la "dignidad parlamentaria", con independencia de cuál sea su resultado práctico. Aunque tampoco este es tan desdeñable. Si bien no suele mencionarse, la revolución francesa es una especie de retirada del Aventino. Convocados los Estados-Generales por Luis XVI, el estado llano se reunió aparte; se le añadieron luego el clero y la nobleza (de toga y de espada) y los Estados Generales se convirtieron en la Asamblea Nacional. La retirada al Aventino tiene muy buena prensa. Por eso la proponía Palinuro a la oposición de izquierda.

Pero héteme aquí que es el PP, la derecha, quien la pone en práctica en el Parlamento catalán. Visto que el pleno del Parlamento ignora la decisión del Tribunal Constitucional de dejar en suspenso la declaración de soberanía de hace unos meses y designa una comisión para gestionar el dret a decidir, Alicia Sánchez Camacho y sus compañeros de grupo lo abandonan sosteniendo que el Parlament está en una actitud de insumisión. Pura retirada al Aventino.

Es algo de lo que podría aprender la oposición del Congreso y el Senado. Si realmente el gobierno está dispuesto a apoyar en los solos votos de su grupo parlamentario toda su legislación, sin consensuar nada ni escuchar a nadie a la hora de tocar cuestiones vitales para la mayoría de la sociedad,  la presencia de los otros grupos parlamentarios solo es ornamental y justificativa. A lo mejor se hacen valer más retirándose al Aventino.