Una de las políticas mas agresiva, bronca, meapilas, reaccionaria y carcunda del PP, Cospedal, afirma que "el gobierno no va a dejar a nadie en la cuneta". En un país que, como todo el mundo sabe, incluida la precitada señora, tiene en las cunetas decenas de miles de republicanos asesinados por los franquistas en la lunga noite da pedra de la dictadura, esta inoportuna expresión podría atribuirse a la reconocida falta de tacto y sensibilidad de la política pepera, a sus escasas luces, a su débil memoria, todos defectos que la adornan de largo. Pero eso es poco creíble. Lo más seguro, dado su caracter hosco, amenazador y bronquista es que se trate de una retorcida amenaza o una especie de siniestra ironía.Téngase en cuenta que quienes perpetraron aquellos horrorosos crímenes, aún vivos en la memoria colectiva y el sufrimiento de los allegados fueron los antecesores ideológicos de Cospedal, en lo político y en lo religioso: el franquismo, que Cospedal no condena y el nacionalcatolicismo del que es ferviente seguidora con peineta y mantilla... y bien rechula que iba ella como si esto, en vez de ser el siglo XXI, fuera el XVI, el de Trento, el que verdaderamente le mola.
Cospedal es un prodigio de dureza, mendacidad y belicosidad. Como buena reaccionaria al estilo tradicional, anterior a Concepción Arenal, cree que el mejor modo de combatir los incendios es metiendo más gente en la cárcel más tiempo. Como aguerrida embustera y demagoga al estilo de su maestra Aguirre, sostiene que el PP es el partido de...¡los trabajadores! Un partido en cuyas filas militan banqueros, empresarios, terratenientes, aristócratas y todos los millonarios del país que están en política, salvo alguna excepción, es el partido de los trabajadores. El descaro es tan patente que uno se pregunta si la mujer está en uso de razón.
Y si, sí, lo está, al menos en la porción de razón que los dioses le han otorgado. Sabe muy bien lo que dice, cuándo lo dice y a quién se lo dice. Su vida es una militancia permanente, no como la de Rajoy, en la que predominan los momentos en la inopia, cosa que se le ve en el gesto. Nunca habla sin disparar al adversario, a ser posible en juego sucio, y sin proteger a los suyos. Hace un par de años sostenía que la España del gobierno de Zapatero era un Estado policial. En este como en otros infundios y calumnias, citada en los tribunales a declarar por querellas de los agredidos, nunca acude a sostener sus palabras. Lógico, es difícil justificar tanta mendacidad y tanto veneno. La próxima vez que diga alguna de sus habituales barbaridades el juez debía ponerla en busca y captura, como está el marido de la delegada del gobierno en Madrid.
Soportar a Cospedal es algo que Castilla La Mancha lleva muy mal.
(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia Creative Commons).