dissabte, 14 de juliol del 2012

Los dinamiteros



Que España está intervenida y, en lo que nos dejan, gobernada por un necio incompetente, embustero, presuntuoso y cobarde es la evidencia misma a estas alturas, no lo ignora nadie y menos que nadie quienes lo pusieron en donde está para que les haga el trabajo y mientras se lo haga. De momento no ven razones para quitarlo pues, aunque todas sus decisiones son monumentos a la estupidez, en líneas generales va cumpliendo el programa que le dictan los empresarios y los banqueros a cuyo servicio está: desmantelar el Estado del bienestar a toda velocidad. En cuanto al resto, ya se verá. Su última ocurrencia de estratega de pacotilla es endosarle al Borbón la autoría de la mayor agresión de la historia a la justicia social, llevándolo a presidir el consejo de ministros, cosa a la que el rey se ha prestado bien porque ya no sale en las fotos si no hay elefantes, bien porque -y es lo más probable- no calibra las consecuencias de sus actos. La humillación del monarca es patente en la foto. Que dos botarates que han arruinado un país tengan esperando al rey, muestra la situación a las claras. Pero allá el rey si, como su abuelo, quiere ligar el trono a la suerte de unos políticos corruptos y antipopulares. Es extraño que no lo haya visto el siempre servil ABC salvo que, como quiere el rumor que se extendió ayer por la capital, esté preparándose un golpe de Estado militar que acabaría por hundir España.
Al margen de hispánicas neurosis y tremendismos, en efecto, los recortes del gobierno suponen la destrucción del Estado del bienestar y la involución de España a los años de la pobreza, la injusticia y la emigración.El nombramiento del que da fe la foto de la derecha de Carlos Espinosa de los Monteros como administrador exterior de la marca España abona lo que se viene diciendo y, por cierto, prueba la consideración en que estos aprovechategis tienen al rey, del que dicen que es el primer embajador de España pero ignoran cuando les conviene. El tal Espinosa de los Monteros es un franquista prototípico (fue uno de los últimos nombramientos de Franco), que jamás ha hecho nada productivo en la vida, salvo ocupar cargos de nombramiento político con la tarea de destruir lo público, desprestigiarlo y abogar por lo privado. El pavo es un modelo de la casta de políticos neoliberales, todos ellos funcionarios públicos (como Fraga, como Rajoy, como los Aznar, etc) con la misión de arruinar y dinamitar el Estado desde dentro, al servicio del capital y la gran empresa que posteriormente sabe recompensar sus servicios con puestos rentabilísimos en las grandes compañías que se beneficiaron de sus actividades privatizadoras, expoliadoras y antipopulares cuando eran políticos. 
Es la doctrina neoliberal en estado puro: primero se montan fundaciones con dinero público (estilo FAES; los ladrones jamás arriesgan su peculio) con el fin de desacreditar lo colectivo, criticar el bienestar social como despilfarro y montar seudoteorías económicas más falsas que un maravedí de chocolate como que, si aumentan las rentas de los ricos también aumentan las de los pobres por el efecto trickle down y otras memeces para mentecatos. Con estas teorías montan programas electorales en los que piden rebajar impuestos, suprimir lo público, privatizar, reducir, adelgazar, el Estado, en definitiva, descapitalizarlo y arruinarlo. Ganan elecciones -normalmente haciendo todo tipo de chapuzas y engaños- y destinan a los gobiernos a sus políticos de élite, funcionarios públicos (abogados del Estado, economistas al servicio de Hacienda, inspectores de trabajo, etc) cuya misión es destruir el Estado del bienestar. Cuando, como es inevitable, sobreviene una crisis como la actual, sostienen que el Estado está en quiebra (son ellos los que lo han llevado ahí) y, por lo tanto, hay que expoliar a la población para resolver la deuda que acogota el crecimiento. Por supuesto, la iglesia católica, la grandes empresas y las mayores fortunas no forman parte de "la población". Los paganos son los trabajadores, los parados, los funcionarios (sobre quienes han vertido toneladas de descrédito, ellos, que lo son también), los dependientes, los inmigrantes, los jubilados.
En España la situación es explosiva y, francamente, debiera explotar.
(La segunda imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).