Todas las noticias de la guerra de Flandes son desastrosas. Cuando las tropas protestantes no toman una de nuestras ciudades, proceden a demoler un baluarte u hostigan nuestras líneas de comercio o nos dejan un Tercio perniquebrado. Día a día la resignada población se desayuna con noticias más amenazadoras. ¿Cómo que no habrá condiciones al préstamo, según sigue diciendo, impertérrito, Rajoy? Claro que las habrá. No han sido aún y ya se han endurecido.
Para hacer frente a tanta desgracia, el Reino acude a crecientes exacciones de los más débiles, los más desamparados, los jubilados, los parados, los que van a serlo, los funcionarios, a los que se alarga su jornada laboral, los inmigrantes que ya son casi una comunidad invisible, los dependientes. Todo antes que tocar las grandes fortunas, las grandes empresas o modificar su régimen fiscal. De forma que, al igual que en tiempos del ancien régime, aquí el único que paga impuestos es el estado llano ya que el clero está exento (y, además, financiado) mientras que la nobleza se escaquea legal o ilegalmente en la seguridad de que, si lo hace ilegalmente, se la amnistía .
Por último, aparece el temido IVA, ese que jamás se subiría porque hacerlo era un sablazo a los ciudadanos. Y uno se queda pensando cuánto puede resistir una población a la que se merman los exiguos ingresos, se obliga a nuevos gastos y se fríe a impuestos. Y todo esto con un gobierno que dice una cosa pero hace otra; la que le mandan.
(La imagen es una foto de (no consta), bajo licencia GNU Free Documentation).