Era una línea de crédito en condiciones de chollo para España; los intereses nacionales se habían impuesto en Europa; no era un rescate; era un crédito sin condiciones; era un dinero generosamente prestado a los bancos españoles; en absoluto al Estado; no afectaría al déficit. No serían los españoles quienes tendrían que pagarlo, sino la banca. Un triunfo para la Gran Nación. Puro surrealismo.
Todas estas y algunas otras mentiras descaradas ha venido diciendo Rajoy en los últimos días. Le da igual si la prensa del mundo entero lo desmiente, salvo el ABC y La Razón (aunque estos no son prensa sino pasquines), que lo dibuje como Pinocho con larga nariz, como un torero perseguido por un morlaco o como un fantoche. Le da igual porque no tiene dignidad. Lo suyo es mantenerse en el poder frente a todo criterio de racionalidad para que sigan haciendo negocios los auténticos españoles, lo banqueros, los empresarios o sea, los creadores de empleo quienes, hasta ahora, se han limitado a destruirlo, así como los curas, las mujeres sumisas y los obreros distraídos.
Gobernar para Rajoy es mentir. Y, si se descubre la mentira, se miente otra vez y otra, con todo descaro, hasta que los hipotéticos contradictores, hartos de batallar, den el asunto por perdido. Este no dar valor a la mentira, este quedarse impertérrito cuando alguien te deja por embustero y te lo suelta a la cara, esta indiferencia ante la vergüenza y el bochorno, es típica de la derecha. ¿Cuántas veces han mostrado ya en primera los periódicos los embustes, las mentiras de Dívar para justificar sus impresentables escapadas a hoteles de lujo con su guardaespaldas? ¿Con qué resultado? Ninguno. No se inmutan. Esperan la escampada, el tedio de la gente, que se hable de otra cosa.
Dívar y Rajoy, Rajoy y Dívar; dos embusteros recalcitrantes, cuyas mentiras contaminan todo lo que tocan. El prestigio del Tribunal Supremo está por los suelos y el del gobierno de España por debajo de los suelos. El de Rajoy no ha existido nunca. Ahora bien, tampoco el desprestigio sale gratis. Precisamente porque el gobierno de España está en manos de embusteros, ineptos y arrogantes, las circunstancias del país, en lugar de mejorar, empeoran y empeoran por la exclusiva culpa de Rajoy. Ahora Moody's pone el bono español al nivel del bono basura y eso tiene un costo altísimo porque encarece aun más la deuda y hace subir la prima de riesgo que, a su vez vuelve a encarecer la deuda. En punto a incompetencia en el gobierno, Zapatero era un as al lado de este inútil rimbombante. Basta con echar una ojeada al gráfico de la prima de riesgo desde que se anunció el rescate. Si esto era la solución, ¿hubiera sido peor la falta de solución?
Se recordará cómo Rajoy, Guindos y el resto de la peña del PP se niegan a admitir que los 100.000 millones sean un rescate y se refieren a él con circunloquios algunos francamente ridículos. Lo mismo hizo Zapatero cuando se negaba a llamar "crisis" a la "crisis", pero ahora es mucho más descarado, mucho más irresponsable y mucho más arbitrario y, sobre todo, como se ve en El País, mucho más peligroso. El extranjero no es España; allí no se puede mentir bellacamente porque te responden con contundencia y te callan la boca; no se limitan a llamarte embustero sino que te dan en los morros. Europa no es España, en donde la gente está achantada y no tiene posibilidad de oponerse en serio. Los medios europeos no son como Telemadrid en donde los empleados tienen la consigna de no pronunciar la palabra rescate y, en efecto, la palabra no se pronuncia en el telediario.
La raíz de la peligrosa irritación europea está en el comportamiento bravucón del gobierno español. Y tampoco es nuevo. Se recordará un episodio durante el gobierno de Aznar cuando este se presentó en Bruselas a pedir más dinero para España mientras bajaba los impuestos en casa. Antes de pedir dinero, le dijeron, deje los impuestos en donde estaban. Ahora viene a ser lo mismo, pero quintuplicado. Ahora es: "Piden ustedes dinero pero van por ahí diciendo que nos lo han sacado. Con ello nos han soliviantado a los demás países en rescate, Irlanda, Portugal y Grecia, todos ellos pidiendo ya un trato igual al de España. Es decir, lo que no hubiera de mentira en la teoría del rescate chollo, desaparece a ojos vistas.
Efectivamente, las mentiras salen carísimas. Va siendo hora de que este presidene mentiroso, improvisador, indeciso y silente deje paso a alguien capaz de hacer frente a la situación. Si necesario es, mediante elecciones anticipadas.
(El gráfico está tomado del blog de Íñigo S. Ugarte @guerraeterna, visto en Twitter).