Mientras se ventilaba la importante cuestión de si se pitaba o no el himno nacional y se le cantaba al Rey lo del elefante que se balanceaba etc, dimitía en bloque el consejo de Administración de Bankia, tras reconocer que ha cometido un delito de falsificación de balances. Había calculado sus resultados con el mismo ojo que Aguirre su déficit, el ojo político. Los 300 millones de beneficios de 2011 eran un dato provisional, como los de Aguirre; tan provisional que han resultado ser 3.000 millones de pérdidas.
El país está conmocionado. En dos años ha visto cómo se hundía uno de los bancos más importantes gestionado con una mezcla de criterios neoliberales y rapacería política sin parangón. Es el conjunto del sistema fnanciero el que está en cuestión. Reina la tranquilidad pues se sabe que este monumental fallido se cubrirá con dinero público. Pero si todos los bancos hacen lo mismo, esto es, irse al garete esperando el condigno rescate, no habrá dinero suficiente. Es decir, el país está en una situación realmente dramática.
Se recordará a Rajoy en campaña electoral sosteniendo tener la clave para salir de la crisis, recuperar la confianza, etc. Seis meses después es obvio que no solamente no tenía clave alguna sino que no tenía ni idea de en dónde se metía. En cuanto a recuperar la confianza, a la vista está. Nadie en Europa da crédito a su palabra. Por eso hubo de declarar Angela Merkel que no había razón para dudar de lo que Rajoy decía, un típico enunciado autodestructivo porque si no hubiera razón, no habría que decirlo. Es verdad que el antecesor en el cargo le dejó una situación muy complicada. Pero, al menos, algo era claro: a Zapatero en Europa lo creían. Precisamente el primero en poner en duda su palabra fue el propio Rajoy que lo acusó falsamente de haber mentido sobre el déficit dando uno menor del real. Lo que sucede es que, a su vez, Rajoy se contradijo un par de veces y, además, por su boca mentía más gente; mentía Aguirre demediando su déficit y mentía Bankia convirtiendo un déficit de 300 millones en un superávit de 3.000. ¿Qué crédito se puede dar a esta administración?
El país está intervenido de hecho, con unos cuestores imperiales examinando las cuentas y unos organismos internacionales vigilando el examen y a los examinadores. En estas circunstancias el juicio final sobre España no dependerá de lo que inventen sus imaginativos políticos sino del dictamen de estos exámenes. De eso es de lo que dependemos y no de lo que diga y haga Rajoy que realmente ya no sabe qué hacer ni decir. Se arrancó belicosamente neoliberal, tirando a la cara a Hollande sus eurobonos y afirmando su lealtad a Merkel en espera de que esta lo avalara en cierto modo en su petición de que el Banco Central Europeo rescatara la banca española. Dado que, según se ve, ni el propio Rajoy sabía cómo estaba la banca, nadie en su sano juicio avalaría esa petición. Viendo que no obtenía resultado por esa vía, decidió alinearse con la posición francesa (enésima edición de los pactos de familia) lo que lo obliga a sostener lo contrario de lo que decía la víspera. Pero no importa mucho porque nadie lo escucha.
¿Hay salida de esta situación? Es dudoso pero imprescindible intentarlo. La izquierda tiene que pararse a pensar la situación, no aplicar recetas del pasado o buscar continuidades. La situación es nueva y requiere inventiva. Sobre todo en lo que hace al PSOE que se ha confundido con el paisaje y solo aparece para apoyar al gobierno en lo que haga, reservándose un derecho a criticar que no ejerce nunca. Parece increíble que, en lugar de haber pedido una banca pública, Rubalcaba haga saber que la admite de mala gana. Aquí es donde el PSOE tiene que producir su versión de los hechos y ofrecer su plan de actividades para el futuro. No parece estar en la mejor disposición para hacerlo. En cuanto a IU, la otra parte de la izquierda, se ve crecida al observar que hay mucha gente desengañada del PSOE que vuelve a casa. La cuestión sin embargo viene a ser qué se propone en concreto para la salida de la crisis: si banca pública, si subida de impuestos y a quiénes, si inversión pública y dónde, etc.
Ahora bien, ese actuar de la izquierda será institucional, a través de los partidos, lo que tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Pero parece llegado el momento con la aparición de internet de que se exploren otras formas de movilización ciudadana, de multitudes relacionadas en las redes sociales. El gran reto de la teoría política contemporánea es cómo articular la acción práctica en el ciberespacio.