Uno de los rasgos característicos del fascismo y de la extrema derecha en general es apropiarse de los conceptos, símbolos y términos de otras ideologías, filosofías y actitudes, prostituirlos y ponerlos al servicio de sus normalmente detestables objetivos. Los falangistas se adueñaron de la combinación de colores rojo y negro de los anarcosindicalistas para sembrar confusión, los nazis se llamaban a sí mismos "socialistas", los franquistas más reaccionarios hablaban de la "revolución" pendiente, la carcunda española (con Esperanza Aguirre a la cabeza) dice ser "liberal", los clérigos más brutales (al estilo de Rouco Varela) hablan de "libertad de elección", los comunicadores más manipuladores llaman "periodismo de investigación" al puro amarillismo, los sicarios de la derecha en los medios se valen del vocabulario de la izquierda para volverlo contra su finalidad y defender las causas de opresión, explotación, represión y sometimiento por las que sus amos les pagan.
Pero había que llegar a este relamido cantamañanas, impostor del centrismo y la moderación, fascista por tradición familiar agnada y cognada, para ver la última osadía, el último atrevimiento de usar el concepto (y la realidad) de la violencia estructural de género que late en nuestra sociedad y es causa de muerte violenta de miles de mujeres para justificar el enésimo ataque de la clerigalla y sus monagos al derecho de la mujer al aborto. ¡Violencia estructural de género en contra de la maternidad! ¿De dónde ha sacado este charlatán semejante invención? ¿Qué casos puede citar de víctimas por la violencia estructural de género y que lo sean por su condición de embarazadas y no de mujeres? Se trata de un intento más ruin aun que el de Ana Mato de rebajar la importancia del concepto de "violencia de género" para diluirlo en algo que pueda asimilarse a los accidentes de circulación.
Pero si en el caso de Mato quizá pudiera argüirse a su favor que igual que no advierte que hay un jaguar en donde no debiera haber nada, a lo mejor tampoco sabe utilizar la conceptos, en el del petulante exalcalde de Madrid, con su manía por la precisión, no puede haber duda de que opera la mala fe del correveidile de los curas, el intento de confundir, embarullarlo todo e impedir que las mujeres puedan ejercer un derecho como la interrupción voluntaria del embarazo y hacerlo engañando, dando gato por liebre, presentando una prohibición como una permisión. Eso es lo que lo lleva a coronar tanto sofisma con un propósito que mueve a risa si lo que pretende también es confundir. Dice Gallardón que su propósito es proteger el "derecho a la maternidad", como si algo o alguien lo amenazara. En el fondo, lo que pretende este farsante al servicio de la iglesia y metido a ministro es negar el derecho al aborto y convertir la maternidad en un deber.
(La imagen es una foto de Dolors Nadal, bajo licencia de Creative Commons).