¡Lo que se oye sobre WikiLeaks por ahí! Muy interesante el debate de Caixaforum del martes sobre el asunto. El periodista Javier Bauluz sintetizó un aspecto diciendo que: Estamos en un nuevo ecosistema de la información en el que Wikileaks es la bomba que lo cambia todo. Lo interesante aquí es la palabra bomba que no solamente trasluce el sentimiento de conmoción del hablante, sino que sitúa la cuestión en el ámbito bélico en el que llevan ya tiempo situándola los internautas, el mismo WikiLeaks, cuando hablan de que ha comenzado la primera ciberguerra global. ¿Acaso no salió Assange en octubre, cuando las filtraciones sobre el Irak, reproduciendo las famosas palabras de Hiram Johnson, la primera baja en la guerra es la verdad?? Las guerras se hacen con bombas. Y no se crea que se trata solamente de bombas virtuales. WikiLeaks es, sí, una bomba virtual pero porque afecta de modo decisivo a las bombas materiales. El ciberespacio es digital pero es un espacio en el que se libra una guerra con efectos materiales, analógicos.
El discurso sobre la red es a veces un poco abstracto. Yo mismo he formulado uno en mi libro sobre La política en la era de internet (así me hago algo de propaganda) con ánimo de aproximarlo a la política real. Pero el discurso sobre WikiLeaks es muy concreto. Internet es el espacio de las posibilidades; WikiLeaks es el de las realidades. Internet es el noúmeno y WikiLeaks el fenómeno, lo que duele. Por eso los participantes en el citado foro concluyeron que cambio, sí, pero con periodismo que de nuevo insinúa o sugiere más que dice: que se plantea el problema de la supervivencia del periodismo. No es así del todo. A mi modesto entender lo que se plantea es la supervivencia del periodismo de papel. El periodismo digital es boyante y este sí que es un debate curioso. Internet está obligando a todas las profesiones a reinventarse si quieren sobrevivir: los traductores, los fotógrafos, los profesores, los médicos, los abogados, los ingenieros, todos tienen que adaptarse a nuevos tiempos, volcarse en la red, reformular sus provincias, experimentar nuevo instrumental, entender que ahora actúan en el ciberespacio y a través de la red. Pues lo mismo tendrá que pasar con los periodistas y, ¿por qué no? hasta con los curas. Ya habrá gente, supongo, entre los católicos diciendo sus pecados al confesor por skype.
El más curioso efecto de WikiLeaks sobre la prensa lo exageraba bastante en el foro el corresponsal del Guardian, Gilles Tremlett, en un overstatement muy poco británico, diciendo que se corre el peligro de convertir a los periodistas en correveidiles. Hombre, no tanto; pero sí se ha convertido a los periódicos en noticia. Desde luego la elección de las cinco cabeceras tiene un valor simbólico enorme, guste o no guste al resto de la prensa porque es como si hubiera establecido una primera y una segunda división. Los de segunda tienen que usar al de primera de fuente, lo que es profesionalmente una humillación y comercialmente una ruina. Pero no hay nada que hacer. Durante un tiempo, las portadas de El País, como las de Le Monde, The Guardian, etc seguirán siendo noticia en sí mismas. Con el irónico complemento de que las news son todo menos news dado que se trata de una especie de periodismo histórico o, si se quiere, de un testimonio de la actualidad, pero no de la actualidad actual sino de la pasada. La portada reproducida de El País trae dos bombas. Una es la divertida coincidencia entre la embajada de los EEUU y el señor Rajoy: los dos parecen convencidos de la incapacidad de Zapatero de solucionar la crisis. Sólo que la embajada lo manifiesta en secreto mientras que Rajoy lo trompetea a los cuatro vientos.
La otra bomba es la revelación de la causa de la baja de Fidel Castro y los movimientos en la estructura del poder cubano en la hipótesis de su defunción. Quizá sea ésta una de las razones por las que el propio Fidel Castro, al tiempo que alaba WikiLeaks porque ha puesto de rodillas el Imperio, se lamenta de que haya filtrado la información a cinco transnacionales entre las que se cuentan dos tan extremadamente mercenarias, reaccionarias y pro fascistas como la española PRISA y la alemana Der Spiegel, que las están utilizando para atacar a los países más revolucionarios. Fidel sigue siendo Fidel, un pelín exhuberante. Porque si PRISA es pro fascista, ¿qué es Intereconomía?