Entiendo que esta movilización del campo es el primer acto reivindicativo que plantean los productores, los trabajadores, los campesinos, los "de abajo", si se quiere, con motivo de la crisis. Va para año y medio que ésta empezó y la gente ha demostrado una comprensión y una paciencia ante una situación crítica dignas de mejor retribución. Esta concentración, que transcurrió ayer en un clima reivindicativo fuerte pero pacífico y hasta festivo, goza de un apoyo popular muy grande. Tiene algo de primitivo y telúrico, como todo cuanto se relaciona con la Pacha Mama: por fin los eternos silenciosos, los preteridos y esquilmados agricultores hacen oír su poderosa voz. Es cierto que entre ellos hay numerosos empresarios porque las relaciones de producción en el campo siempre han sido saintsimonianamente complejas, pero ello no obsta para que el grito primordial de un agro que perece bajo el pillaje de los intermediarios y otros carroñeros goce de universal aplauso.
Tanto es así que dos importantes dirigentes nacionales, la señora De Cospedal y el señor Cayo Lara, decidieron arrimar el cazo ya que no el hombro, a chupar rueda del éxito de la convocatoria y la simpatía que suscita como si tuvieran algo que ver con ella.
Aunque la señora De Cospedal sigue siendo presidenta del PP de Castilla La Mancha, región eminentemente agrícola, no se le ha oído una sola manifestación remotamente cercana al campo en los últimos diez años. Pero como el Pisuerga pasa por Valladolid, allí estaba ella ayer, con los campesinos de su tierra que ni siquiera sabe en dónde está. En cuanto al señor Cayo Lara, ya venía anunciando al gobierno que se esperara manifestaciones y movidas callejeras. Eso mientras se preparaba ésta para la que nadie ha pedido su colaboración porque la entidades convocantes, el asociacionismo agrario español es muy suyo. Y aunque el señor Lara, de acuerdo con sus raíces marxistas, sólo vea trabajadores industriales en el horizonte revolucionario, tuvo la suficiente cintura y olfato para acudir ayer a la confraternización de los campos y talleres. El campo pasaba por la calle; el taller era él. (N.B.: un atento lector me hace ver que olvido que el señor Cayo Lara es agricultor e impulsor de algunas asociaciones agrarias y cree que debo hacerlo constar en el artículo para no dar la impresión de que el coordinador general de IU estaba en la manifa como "convidado de piedra". Rectificado queda el dato porque es de justicia y, aunque siga creyendo que el señor Lara estaba bastante de convidado de piedra, debo reconocer que su motivación seguramente es sincera y no cínica como la de la señora De Cospedal y que mi juicio en lo que a él respecta, era erróneo.)
En cuanto al Gobierno, presente en la vera efigie de la ministra Espinosa, mal rollo. Ahora tendrá que improvisar uno de esos planes de salvamento sectorial, como el E., el de los automóviles, el de los jóvenes en los pisos, el de los pisos que no se venden, el de los bancos que no prestan, el de los parados que no cobran, etc. Es el salto a la fama de la ministra Espinosa, de la que ya sabe todo el mundo lo muy bien que no hace nada; como su colega de gabinete, la ministra de la Vivienda, señora Corredor; dos genias del dolce far niente.
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