Ya sé que casi todos/as los/as lectores/as de Palinuro son amigos/as míos/as, aunque no estén de acuerdo con algunos o con ninguno de los puntos de vista que se defienden en este blog. Pero en esta ocasión me refiero a los/as amigos/as con los/as que tengo una relación personal, varios/as de los/as cuales me escribieron ayer preguntando qué pasa este año con la habitual fiesta con motivo del cumpleaños de mi hijo Ramón que vélo ahí en una foto de hace cinco meses. Efectivamente, ayer, veintiséis de agosto fue su cuarto cumpleaños y no hubo fiesta porque nos pilla en plena mudanza, imposibilitados de organizar fiesta alguna ya que la casa de la que nos mudamos está manga por hombro y aquella a la que nos mudamos, hombro por manga. No obstante pactamos con él (hoy con los hijos hay que negociarlo todo) y con su hermano Héctor (dos años) que trasladábamos la fiesta a algún día de septiembre aún pendiente de concretar porque es imposible precisar en qué fecha podremos empezar a vivir como burgueses ordenados los que verdaderamente saben organizar y celebrar este tipo de festejos que algunos califican de "entrañables", un término que siempre me ha sonado a casquería probablemente porque tenga una vena sádica que nunca haya querido reconocer. En su momento comunicaremos a los/as amigos/as el día y la hora de la celebración.
Curiosa costumbre ésta de celebrar los aniversarios; es una necesidad muy humana pues el pensamiento, que conoce porque clasifica, se celebra a sí mismo con distintas frecuencias pero repetitivamente, anualmente, también cada cien años, por lo general dependiente del hecho de la menor o mayor lejanía en el tiempo de aquello que se celebra. Pues lo importante es celebrar; aunque sea una desgracia. Llama la atención la decisión catalana reciente de fijar el día nacional catalán el 11 de septiembre (que suena un poco a terrorismo islámico), aniversario de la derrota de los catalanes en 1714, defensores del Archiduque Carlos frente al Borbón Enrique V, el de la Nueva Planta. Quizá de ahí venga la afición de los catalanes por la negociación por la que son tan alabados. En otro casos, ya más lejanos, la celebración es un centenario y hasta a veces, un quinto centenario para el que España estuvo haciendo preparativos como si se aprestase a conquistar América otra vez y han quedado cosas muy adecuadas para el entendimiento común de las dos vertientes del Atlántico, aunque fue una celebración problemática. De entrada estaba prohibido hablar de "descubrimiento" de América ya que ésta había sido "descubierta" por sus habitantes precolombinos. Al tratarlos de "descubiertos" los incorporamos a una visión que los excluye como seres humanos y los trata como algo "distinto". Es un caso de corrección política con la que ya se sabe que Palinuro coincide. Se decidió sustituir Descubrimiento, que tiene las implicaciones que digo por el de "Encuentro" que, a juzgar por cómo se ve hoy día para muchos fue un "encontronazo". Ya veremos cómo se celebra dentro de otros quinientos años y si se celebra en absoluto.