De momento y hasta nueva orden la izquierda se presenta a las próximas elecciones al Parlamento europeo dividida en cinco opciones: PSOE, IU, Iniciativa Internacionalista, Izquierda anticapitalista y Partido Comunista de los Pueblos de España. Y estos grupos sólo hablan entre sí para insultarse y llamarse derechuzos. Más que dividida, la izquierda está atomizada, pulverizada.
Ya sé, ya sé que los lectores de Izquierda Unida quizá piensen en dejar de leer a estas alturas haciéndose cruces (u hoces y martillos) de que Palinuro sea tan despistado, estúpido o provocador o las tres cosas a la vez para contar al PSOE en la izquierda cuando, como sabe todo el mundo y en especial los manes de Marx y Engels, el Partido Socialista es en realidad otro partido de la derecha. Si piensan hacerlo (digo, dejar de leer) que tengan algo de paciencia y se informen de que desde el punto de vista de alguna de las otras formaciones también a ellos se les acusa de ser parte del sistema, de derechas y, desde luego, no de izquierda. Véase cómo lo dice un miembro de la candidatura de la Iniciativa Internacionalista: Es obvio que, por razones de actuación y curriculum, dejo al margen a formaciones como el PSOE o IU cuyo intento de confundirse con el paisaje del sistema, las exonera de llevar consigo tamaña carga de ser “socialista”, “obrero” y de “izquierdas”. Divertido, ¿eh? Nada impedirá que a su vez los compañeros de Izquierda Anticapitalista o del PCPE piensen lo mismo de los de Iniciativa Internacionalista y viceversa. En principio ningún maestro ciruelo tiene el poder para repartir credenciales de izquierda y decidir quién es y quién no es de izquierda. Si alguno de estos ciruelos alguna vez triunfara (no lo quieran los dioses), entonces sí; entonces fusilaría sin más a todos los que diciendo ser de izquierdas, en el fondo no lo son, que lo sabe él muy bien.
Espero que los hipotéticos lectores de IU a pique de abrirse se hayan quedado para comprender que tanto derecho tienen ellos a decir que el PSOE es la derecha, el PP, etc, etc como los de Iniciativa Internacionalista a añadir que también los de IU son de derechas y unos burgueses acomodaticios y que, por supuesto, tan verdad puede ser lo uno como lo otro o ni lo uno ni lo otro.
Se comprende por tanto por qué sigo diciendo que la izquierda se presenta fragmentada, atomizada, a las susodichas elecciones. De los cinco grupos mencionados, el PSOE es abrumadoramente mayoritario y único partido con posibilidades reales de ganar elecciones, constituir mayorías parlamentarias, gobernar y, en definitiva, cambiar la sociedad. Los demás van de mirones, a lamentarse de que un electorado manipulado y estupidizado no los vote a ellos que son la órdiga de listos y de revolucionarios y puros y blablabla y, de paso, a restar votos al PSOE recordando que la derecha, a diferencia de la izquierda, no se divide de modo tan suicida y se presenta aglutinada porque sabe que lo importante es ganar las elecciones y no emborronar cuartillas en tu casa para que te lea tu cuñado.
Por supuesto, el PSOE es más un partido de centro-izquierda. Hasta hay quien dice que la derecha "civilizada" en nuestro país está en el Partido Socialista, lo cual sería cierto de serlo que hubiera derecha civilizada en España. Como no lo es porque la única derecha civilizada en España es nacionalista catalana o vasca, dejamos al PSOE ocupando el espectro del centro izquierda que es al que vota la mayoría de los electores salvo que suceda algo. Los demás partidos de la izquierda no tienen posibilidades reales, exceptuada IU que, si consigue el cinco por ciento del voto ya puede darse con un canto en los dientes. Y todavía en las elecciones europeas, al ser circunscripción única pueden albergar algunos la esperanza de colocar uno o dos diputados en el Parlamento europeo, pero eso es todo; claro que como serán los barandas de la cofradía dirán haber abierto el cauce a las tumultuosas aguas de la revolución.
Por supuesto nadie pretenda averiguar cuál sea el motivo de esta desunión crónica de la izquierda porque sólo conseguirá que le llenen la cabeza de abstrusas discusiones sobre temas estatutarios, lamentables bizantinismos doctrinales que no entienden ni los que los exponen o cuestiones de discordia perfectamente baladíes.
Sin embargo hay que suponer que los dirigentes de la izquierda (exceptuados ahora los del PSOE) tienen la inteligencia y la formación precisas para entender que la desunión es un gran inconveniente y que, si se unieran, seguramente ganarían elecciones y se impondrían, lo que no está mal. Tal como andan las cosas sólo pueden perderlas. ¿Qué sucede en todo caso? Pues que, en el fondo, esa atomización, esa incapacidad para unificar esfuerzos traduce el peor defecto de esta izquierda : los personalismos y la vanidad de las docenas de dirigentes que prefieren ser cabeza de ratón a cola de león, la afición por mandar y ejercer el poder, aunque sea sobre una base compuesta por la familia del dirigente y unos cuantos allegados. La ficción (otros lo llaman estafa) de que un puñado de amigos que todos quieren ser Secretario General pueda ser un partido con relevancia electoral y peso parlamentario en España y en Europa es una alucinación propia de gente tan inconsistente como pagada de sí misma. Es una lástima que en esos reinos de Taifas de la izquierda se sepulten decenas de miles de votos inútiles.