dissabte, 25 d’abril del 2009

Los recuerdos son los caminos del corazón.

La mejor edad para aprender idiomas es la más tierna y la mejor forma de enseñarlos, a mi entender, es a través de canciones con lo que las letras se pegan ayudadas por la música y no importa que el que aprende no las entienda sino que se familiarice con ellas y las pronuncie. Estaba pues el otro día enseñando baladas inglesas y yankees (que son género sencillito) a mi hijo Ramón, que tiene tres años y medio y le enseñaba, claro, las que más me gustan y mejor recuerdo. Empecé así a cantarle la famosa Wildwood flower, una de mis favoritas, que interpretaba tan magistralmente Joan Baez en aquellos años sesenta tan lejanos y tan cercanos. No he conseguido encontrarla en Youtube, así que me he ido a esta versión de Reese Whiterspoon que no está mal, aunque un poco sosa y, desde luego, el vídeo es horroroso, pero tiene la ventaja de que trae también la letra. Hélo aquí:



(He encontrado una posibilidad de escuchar la versión de Joan Baez, con mucho más tempo, quizá demasiado, pero no en video, sino a través de un enlace: Wildwood Flower. Merece la pena).


La cosa es que de pronto me acordé de quién me la enseñó a mí: Stuart Christie, un anarquista escocés que vino a España cargado de bombas con la intención de matar a Franco. La policía lo detuvo sin que pudiera llevar a término su designio y lo juzgaron por lo militar, estuvo a punto de que lo mataran a garrote vil y por último lo condenaron a veinte años, de los que pasó tres porque, gracias a presiones internacionales, la embajada británica, Bertrand Russell, etc, los franquistas lo soltaron a fines de 1967. Lo conocí y me hice amigo suyo en Carabanchel, en donde ingresé a mi vez como preso político en enero de 1967. Tenía entonces Stuart veintiún años, medía más de un metro ochenta y era muy desgarbado. Me enseñó un montón de baladas inglesas de las que recuerdo varias que han formado parte de mi repertorio desde entonces. El cantaba muy bien. Yo, no.

Stuart compartía celda con un histórico anarquista, Luis-Andrés Edo, fallecido hace un par de meses, a quien habían detenido asimismo y acusaban de haber participado en el secuestro de Monseñor Ussía, el agregado español en el Vaticano, así como de intentar otros secuestros. Tenían una relación de maestro y discípulo. El propio Stuart cuenta que Edo le enseñó a afeitarse.

Stuart sigue siendo muy activo, es editor y escritor, siempre en defensa del anarquismo. Quien quiera saber más acerca de él, que pinche aquí (James Stuart Christie).

(La imagen es una foto que he tomado de Anarcoefemérides, que reproduce una de las dos que le hizo la policía franquista a Stuart cuando lo detuvieron y que publicó en portada el diario La Vanguardia, entonces llamado, cómo no, La Vanguardia Española, con el títular Detención de dos peligrosos terroristas (mind you), que se encuentra en La escuela moderna y que supongo que está en el dominio público. Stuart tenía dieciocho años cuando lo detuvo la Brigada Político Social.