diumenge, 5 d’abril del 2009

Estrasburgo, la violencia.

La ira crece por momentos, los alterglobalizadores se pasan a la violencia. El movimiento antiliberal es de enragés. El partido anticapitalista va a simbolizarse en un cocktail Molotov. Mal vamos.

Esto de estar celebrando cumbres, reuniones de alto nivel, saraos, cenas, merendolas, consejos, asambleas, comités con la que está cayendo por el mundo quizá no sea la mejor idea. El contraste de noticias en el mismo bloque a veces hace hervir la sangre: de un lado, el paro en los EEUU ha aumentado en un solo mes en más de seiscientas mil personas y en España en ciento y pico mil; por otro, un imagen de Berlusconi haciendo tonterías en alguna cumbre. Es un poquito indignante. Al mismo tiempo es difícil ver cómo podría pensarse en resolver un problema mundial de esta magnitud si no es reuniendo a los jefes, líderes, barandas del mundo en algún lugar. No parece haber procedimiento alternativo.

Desde luego, los contrastes son muy grandes. De ahí las contramanifestaciones de los altermundializadores. Y no es raro que en ellas haya violencia. Pasó en Seattle, pasó en Milán, pasa con frecuencia. Pero no recuerdo que en las veces anteriores se llegara al incendio de edificios. Esto es una escalada. Hay quien dice que la cumbre de Londres, la presencia de Obama en Europa, la cadena de acontecimientos, con la reunión mixta EEUU-UE, la OTAN, etc, todo eso es como un maremoto propagandístico que ha anegado a los alterglobalizadores. Así que si estos querían salir en los telediarios tenían que hacer algo gordo. Y lo han hecho: incendiar un hotel así como otros edificios, una aduana abandonada, tengo entendido.

Manda narices, llegar a Estrasburgo, la ciudad en donde Francia y Alemania se unen, el corazón mismo del continente, sede de algunos organismos esencialmente europeos como el Consejo de Europa y que, de pronto te encuentres con que pasa lo mismo que en una zona suburbana francesa llena de hijos de inmigrantes que queman autos o en una de las afueras de Cincinatti, en medio de algún racial riot.

Está claro que la obstinación de las elites gobernantes por escenificar sus reuniones y cabildeos de todo tipo provoca verdadera ira en amplios sectores de la población, singularmente jóvenes alterglobales. Es comprensible, a la vista del panorama de la juventud en todos los países del planeta. Es ahora cuando se está escribiendo un nuevo Mirando atrás con ira.

Pero que sea comprensible no quiere decir que sea justificable. No hay justificación alguna para el empleo de la violencia más que la legítima defensa. Lo que sucede es que ese concepto de "legítima defensa" resulta ser muy elástico y cada cual lo entiende a su modo.


(La imagen es una foto de Ctruongngoc, bajo licencia de Creative Commons).