Debe de ser la primera vez que alguien ingresa en una organización clandestina anunciándolo en la prensa y mostrando en ella el careto. Son tácticas nuevas con las que ETA se adapta a las cambiantes circunstancias de mayor acoso policial y falta de vocaciones como la que padecen los seminarios, instituciones con las que tiene mucho en común. Estoy seguro de que ha buscado el asesoramiento de psicólogos que la ilustrarán acerca del efecto que la iniciativa pueda tener en sus militantes actuales y en la cantera de los futuros. Al fin y al cabo, el espíritu de la imagen es similar al de los carteles mediante los cuales las Fuerzas Armadas instan a los jóvenes a enrolarse. Claro que en la foto alguno no es tan joven, lo que abre una interesante perspectiva respecto a la clientela potencial de ETA, sobre todo en épocas de crisis.
La publicidad del reclutamiento tiene también sus costes. Se hace parte del trabajo de la policía que ahora sólo tiene que poner un "Se buscan" debajo de las fotos. Suponiendo que sean reales, por supuesto. Porque también pueden ser productos de photoshop, rostros que no pertenecen a nadie concreto. Y ahí andarían los pikoletos buscando a cuatro vascos virtuales tan existentes como Calisto y Melibea.
Así que en el análisis de costes/beneficios es probable que la iniciativa resulte productiva para incitar al ingreso en las filas de los terroristas, considerados gudaris. Porque, por baja que sea la rentabilidad será alta ya que el coste es mínimo puesto que los cuatro de la foto y otros seis que no aparecen pero tienen la misma intención, estaban huidos, en busca y captura. O sea que, de perdidos, al río.