Luego del relativo fracaso de la última Asamblea Federal de Izquierda Unida (IU) y de un mes de frenéticas componendas y pactos, la coalición electoral consiguió ayer elegir por algo más del 55 por ciento de los votos de su Comité Político Federal a un candidato del Partido Comunista de España como Coordinador General. Algo es algo. Pero da la impresión de que tanto por el escaso margen de la victoria como por la composición del órgano colegiado que debe colaborar con él, IU sigue minada por el espíritu fraccionalista que la imposibilita de articularse como una alternativa nítida y creíble en el panorama político español. Y el órdago lanzado ayer por el flamante cargo recién electo de una posible huelga general tratándose de una fuerza política marginal y que por no poder no puede ni presionar a la central sindical mayoritaria habla muy poco en el sentido de que IU haya recuperado la capacidad de fundamentar sus propuestas en análisis críticos pertinentes.
En fin, concédansele los tradicionales cien días.
(La imagen es una foto de Izquierda-unida.es, bajo licencia de Creative Commons).