dimecres, 12 de novembre del 2008

Caso De Juana: no es justicia; es venganza.

Ya tenemos al señor De Juana otra vez en portada de todos los periódicos, a punto de convertirse de nuevo en un mártir de la causa del pueblo vasco. La Audiencia Nacional lo ha puesto en busca y captura por no haber obedecido a una citación para que se presentara a declarar por un asunto que, se mire como se mire, no se tiene de pie. La historia de este hombre es muy ilustrativa del modo en que entienden la justicia ciertos sectores de la derecha en España, más como persecución y venganza, como linchamiento moral (y si es posible físico) en la plaza pública que como protección de bienes jurídicos, reparación a las víctimas y castigo a los culpables. Y lo malo es que, en esta forma vengativa e intolerante de retorcer la normal administración de justicia no están solos sino que a veces cuentan con la valiosísima ayuda de la izquierda gobernante.

Como es bien sabido, el señor De Juana fue condenado en 1987 a tres mil años de cárcel por un atentado en Madrid en el que murieron veinticinco personas. En aplicación del código penal de 1973, en vigor al cometerse el delito, el etarra hubiera tenido que salir en libertad en 2004. Sólo dicha posibilidad provocó un escándalo sin precedentes y mucha demagogia (de esa que dice que matar sale muy barato pues resulta a menos de un año por muerto) a todo lo cual cedió el asustadizo Gobierno socialista moviendo a que la Fiscalía lo acusara de nuevos delitos de amenazas y enaltecimiento del terrorismo por dos artículos publicados en el diario Gara mientras estaba en prisión. Se trataba de una triquiñuela y una causa inventada, como reconoció el mismo ministro de Justicia de la época, para impedir que el recluso saliera en libertad, para prorrogar su prisión con una pátina de legalidad. A resultas de ello, de un proceso que jamás debió abrirse y que tuvo un iter lleno de momentos sorprendentes, a veces hasta chuscos, De Juana fue condenado de nuevo y no pudo abandonar la prisión hasta el año de 2008. Para entonces había protagonizado una prolongada huelga de hambre que lo tuvo en el centro de la atención informativa y al borde del muerte y lo convirtió en un héroe a ojos de los independentistas vascos más violentos, así como una prueba viviente (y convincente) de que el Estado español aplicaba el derecho del vencendor cuando de nacionalistas vascos se trataba. Todo ello, por supuesto, hizo mucho más daño a la causa de la justicia y del Estado de derecho en España que al movimiento vasco por la independencia.

Ahora parece que hay voluntad de cometer los mismos errores, y con resultados igual de desastrosos o más. Las asociaciones de víctimas que persiguen claros fines vengativos antes que justicieros, acusan al expresidiario de un delito de enaltecimiento del terrorismo (otra vez) por haber escrito una carta que se leyó en público en una concentración que se hizo no recuerdo si en Bilbo o Donostia para homenajearlo. De lo que se trata es de perseguirlo con la excusa que sea y ver si se consigue encarcelarlo de nuevo

Según parece el original de la dicha carta no existe, sólo se dispone del texto publicado en Gara, la policía dice que no se puede probar la autoría de De Juana y el propio De Juana niega contundemente haber escrito la misiva. A pesar de ello el juez ha dictado orden internacional de busca y captura en lugar de dar carpetazo a las actuaciones con lo cual coadyuva a eso que la derecha siempre ataca con gran denuedo, esto es, a la internacionalización del conflicto vasco. A estas alturas con la Interpol lanzada a la busca de De Juana, éste vuelve a ser ejemplo de luchador perseguido por los aparatos represivos de un Estado que se atiene más a la venganza que a la justicia. Un héroe para los independentistas vascos y un bochorno para el Estado de derecho español.

Las víctimas, todas las víctimas por cierto, son merecedoras de nuestra solidaridad y nuestro apoyo pero es evidente que no pueden ser quienes decidan cómo se administra la justicia porque en tal caso ésta deja de ser tal y se convierte en venganza.


(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).