Los de Amnistía Internacional están felices porque las autoridades iraníes han suspendido las ejecuciones por lapidación. Suspendido no quiere decir abolido, pero algo es algo y de momento los dos chavales a quienes iban a lapidar en un par de días van salvando el pellejo y les han conmutado la pena. En AI están tan contentos que nos han escrito una carta a todos los que firmamos para protestar por los ejecuciones planeadas en la que se dice que hemos aportado nuestro grano de arena a esta solución transitoria. Desconfío de que sea así. La experiencia me dice que los fanáticos, la gente cruel y despiadada, no suelen escuchar las voces pidiendo clemencia y mucho menos justicia. Basta recordar cómo Franco hizo fusilar a cinco personas (de un total de once condenados a muerte) en septiembre de 1975 un mes y medio antes de morir él mismo a pesar de que medio mundo le pidió que las perdonase.
De todas formas es una noticia estupenda que no lapiden a los dos muchachos. De algo habrá servido lo que hicimos y uno se siente mejor.