La festividad del orgullo gay que ha tenido despendolada este año a Chuecatown culminará en el día de hoy con una marcha del orgullo lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero y travesti. El recorrido de la manifa, que irá desde la plaza de la Independencia hasta la Plaza de España, pasando por Alcalá, Cibeles y Gran Vía demuestra que el movimiento gay ha adquirido respetabilidad burguesa: su itinerario es como el de CCOO o la UGT, dos instituciones puntales del capitalismo tardío en España, un Estado capitalista de segunda línea.
Me encantan esos festivales del orgullo gay y las manifas de todos, los gay, los travestís etc bajo los animados colores del arco iris, pues el movimiento tiene una bandera, algo esencial para llevar adelante la ceremonia pero prescindible en todos los demás movimientos de la sociedad civil. No me sumo a ellos por mis complejos, porque no veo a un oscuro profesor universitario de ya avanzada edad con una diadema de plumas en la cabeza, los labios pintados de bermellón incendiario enfundado en una camisa con espumillón rosa, calzas abullonadas y borceguíes de terciopelo y que además es honrado padre de familia y está en su primer día de casado por lo heterosexual, pero me gusta verlos pasar con sus números, sus músicas y sus bailongos más o menos provocativos y villanos. Me parecen muy bien.
Nos queda mucho por hacer. En el caso de la homosexualidad masculina o femenina se ha avanzado mucho, pero es siempre en el ámbito público, caracterizado por una gran hipocresía e ideolatría; perdón por el neologismo. Es un caso en el que se ve que las leyes en España van por delante de la evolución de las costumbres. Es necesario que las visiones homófobas, propias de la sociedad patriarcal vayan siendo arrinconadas y sustituidas por una visión de España que transcurra en una imagen de convivencia pacífica entre la pluralidad de opciones en lo genério, político, económico o de lo que sea.
Por todo eso me parece también de perlas que la ministra Bibiana Aído encabece la manifa y se ponga una vez más al alcance de los bramidos de la derecha más cavernaria. Ya lo de "miembra" fue un toque sabiamente tañido. ¡Hay que ver la cantidad de sinsentidos que se dijo por entonces! Se veía a los gacetilleros soltando espuma por la boca mientras aporreaban los teclados de los ordenatas: "estupidez", "incultura", "señorita", etc. Esta Bibiana puede causar un destrozo allí donde fuere. Hace bien. Ya era hora.
(La imagen es una foto de Philippe Leroyer, bajo licencia de Creative Commons).