Con esto de que no hay crisis (y quien diga lo contrario miente como un fementido bellaco, traidor y antiespañol), casi nadie entiende el repentino fervor de los empresarios por conseguir que el Gobierno haga lo que ellos recomiendan bajo pena de males mayores, mayores crisis y desgracias.
Primero fueron los capitostes catalanes, siempre unos adelantados en defensa de los intereses del sector, quienes advirtieron de que no había tiempo que perder si el Gobierno quería evitar una catástrofe económica. Así venía a decirse en mi post de primero de junio de 2008 Aquí no pasa nada. Más tarde en la entrega del cuatro de julio de 2008, La patronal amenaza, se señalaba que los empresarios (en este caso, la CEOE) están sirviéndose de la crisis para conseguir posiciones más ventajosas en el mercado laboral, mejorar la situación fiscal de las grandes fortunas, doblegar la resistencia de los obreros, aumentar la tasa de explotación y romper las conquistas del derecho del trabajo en los años veinte en la República de Weimar y, posteriores. Y así siguen.
Ahora han sido los empresarios de Madrid, ya impacientes de que no se haga nada, quienes exponen el decálogo de sus actividades y recetas para hacer frente a la crisis inexistente desde la seguridad de que estarán en el espíritu del capitalismo, matizado por la comprensión socal propia de la doctrina social católica. Para todo lo demás: hacia el lanzamiento económico. Lo hacen desde un órgano de reflexión "científica", como el Círculo de empresarios, desde el que se abordan todos los asuntos que contribuyan a legitimar el punto de vista del mando en la sempiterna dicusión sobre los méritos y deméritos del capitalismo. Un verdadero Think Tank que, como los órganos de este tipo en el mundo entero, a imitación de los estadounidenses, está repleto de antiguos estudiantes izquierdistas, pasados a las disciplinadas filas conservadoras que viven de convertir en práctica científica la traición de sus ideales de juventud. Una especie de FAES en serio.
En su análisis de coyuntura actual, el tal Círculo de Empresarios ha presentado un catálogo de medidas urgentes e impopulares pero necesarias para salir de la crisis y evitar que ésta se convierta en una recesión en toda regla a fines de año. Recuérdese que es afición de estos científicos (como en el caso de los de la CEOE) amenazar a la gente, a los políticos, a las izquierdas con aquellas mismas catástrofes de las que se supone serían ellos quienes debieran protegernos en función de su pretendida competencia técnica.
Por boca de su presidente, señor Claudio Boada, y de su vicepresidente, señor Fernando Eguidazu, nos hemos enterado de que el Gobierno tiene que tomar medidas más que a paso para:
a) "flexibilizar el mercado de trabajo" (despido libre en otros términos);
b)"incentivar los contratos a tiempo parcial" (subvencionar la contratación de ciertos trabajadores);
c) "liberalizar" ciertos sectores, como la energía (esto es, barra libre para fijar precios, acordarlos previamente y otras estrategias "creativas");
d) reducir el impuesto sobre sociedades (que les quiten los impuestos a los ricos, cosa que hacen todas las derechas en el mundo entero);
e)"conceder privilegios fiscales al ahorro a largo plazo" (o sea, a los capitales acumulados y no reinvertidos de inmediato).
¿Está claro cómo se sale de la crisis? Haciéndosela pagar a los de siempre y beneficiando a los de siempre, que no se cansan de pedir la intervención del Estado en su beneficio tras decenios de críticas a esa misma intervención estatal como origen de todos los males.
(La imagen es una ilustración de Théophile Steinlen, Capitalistas cortando el cupón, 1899)