Ya se puede hablar de crisis, que lo tenía prohido el presidente del Gobierno para que no cundiera el desánimo. En términos de la Guerra Civil, el señor Rodríguez Zapatero sería negrinista, esto es, partidario de decir que la guerra se ganaba y, con las tropas de Franco ya entrando en Madrid, prohibiría que se dijera que la guerra podía perderse, para evitar todo derrotismo. A la victoria se llegaría a base de creer en ella. De la crisis se huirá a base de negarla de palabra.
Sorprendente cuando basta con mirar lo que sucede (si algo hay en economía son datos, indicadores, tipos, índices) para saber lo que pasa: no se consume (no hay demanda) y esa es la base de toda crisis capitalista antes de que el señor Keynes pisara el planeta. Por eso dijo éste que todo el truco consistía en mantener alta la demanda, cosa que las luminarias neocons, absortas en la ímproba tarea de forrarse, no han calibrado bien y ahora es tarde. El paso siguiente será reducir la producción (ya que no hay ventas) y así entramos en el círculo vicioso de la crisis: menos ventas, menos producción; menos producción, más paro; más paro, menos consumo; menos consumo, menos ventas... O sea, lo peor está por llegar.
La cosa es tan oscura que ya andan los alguaciles y alguacilillos buscando culpables no vaya a caer sobre ellos la mácula de la crisis. El gobernador del Banco de España, don Miguel Ángel Fernández Ordóñez (MAFO para los amigos, que no sé si le quedan), un superviviente de la política, ha señalado con dedo acusador los beneficios desaforados de las empresas. De inmediato han saltado los patronos diciendo que eso es mentira y que apenas hay márgenes de beneficios en España. Pueden decir lo que quieran porque así como los salarios están registrados al céntimo, a los beneficios no los controla nadie. Qué morro, Señor, qué morro. No sé en otras industrias, en la construcción, según cálculos de muy distintos analistas, la vivienda está sobrevalorada entre un 20 y un 40%. Y ese sobrevalor ¿a dónde va si no es a beneficios? Un margen del 40% me parece suculento. Cuestión de pareceres. A lo mejor a los empresarios del ladrillo les resulta magro. Con menos de eso, ¿cómo iba a pagar su yate Paco el Pocero?
Así que MAFO echa la culpa de la crisis al empresariado y el empresariado salta como picado por el alacrán: no quiere que lo responsabilicen. Quiere estar libre de culpa para pedir después que no suban los salarios, pues esa es la verdadera amenaza al bienestar de los trabajadores, como todo el mundo sabe, y enseñan sapientísimos profesores en sus innumerables escuelas de negocios.
Algo parecido, esto es, búsqueda de culpables fuera del ámbito económico, sucede con el crimen de Yecla. La vicepresidenta del Gobierno, señora Fernández de la Vega, adscribe el asesinato múltiple al tipo de violencia machista o violencia de género, siendo así que el asesino no sólo quitó la vida a su cónyuge sino también a sus dos hijos. Con todo, algo de violencia machista habrá habido, si bien sin antecedentes pero, según los datos que empiezan a llegar, la causa bien pudiera haber sido la desesperación de una situación económica sin salida de la familia y con la que algo tendrá que ver la crisis económica que no sé si suena a la señora Fernández de la Vega pero que es bien real y está golpeando a decenas, centenas de miles de personas con una fuerza inusitada. Algo que hasta ahora sólo ha suscitado comportamientos en los políticos (que por sus ingresos viven ajenos a ella) que oscilan entre la negación de la evidencia en el caso del señor Rdríguez Zapatero, hasta la confusa marrullería del señor Solbes pasando por la estúpida provocación de la señora Aguirre al anunciar que congela su sueldo millonario cuatro meses después de habérselo subido.
(La imagen es un famoso grabado de Georg Grosz, de 1920-21, titulado Die Besitzkröten; o sea, los sapos propietarios.)