Esa es la polémica en el PP, una cuestión de locación acerca de qué tipo de discurso debe hacer el partido, si el más radical, el del venero franquista, ahora llamado liberal, o el más moderado, propio del centrismo de la UCD que también en buena medida era franquismo, pero un franquismo antifranquista que a tanto matiz llegaba la oposición durante los años de la Ominosa.
De momento va ganando la opción centrista del señor Rajoy que prefiere hablar de centralidad pues el mero término centro y centrismo despierta encendidas iras en la oposición dentro de su partido que pasa al ataque, y el señor Rajoy no es de ánimo combativo. Prefiere ser, como se dice, suaviter in modo, fortiter in re o matarlas callando, por utilizar una terminología más a la pata la llana.
Los hijos de Covadonga están escandalizados de que el sustituto de la señora San Gil, Mariana Pineda del constitucionalismo español, sea el señor Basagoiti, notorio por su afán de componenda y vergonzoso pasteleo con el nacionalismo del PNV y no el señor Carmelo Barrio, mano derecha de la señora San Gil y hombre claramente identificado con los intereses de una España unida, sin fisuras aunque con comunidades Autónomas que es preciso sobrellevar con resignación cristiana y capaz de agitar la tizona en defensa de la pureza del ideal español. La idea de los resabiados centristas es que, para vencer al nacionalismo, hay que ponerse en su terreno, hablar su lenguaje y hasta entenderse con él en lugar de aniquilarlo con ayuda de la Divina Providencia y una buena lluvia de ácido sulfúrico. If you can't beat them, join them: "si no puedes vencerlos, únete a ellos", repugnante pragmatismo del que abomina la derecha católica, nacional, imperial.
Y lo que faltaba, la entrevista de El País de hoy al Señor Ruiz Gallardón, todavía va a sulfurar más a los adalides de la derecha sin complejos, o sea extrema. Porque ahí se cruzan los dos vectores que explican la actitud del PP en la pasada legislatura: el enfrentamiento político con las fuerzas de otro signo y el enfrentamiento en el mercado con la empresa de la competencia. El señor Ruiz Gallardón es el candidato de El País, sostiene la derecha extrema, que no distingue bien entre la opción patriótica y la cuenta de resultados. Por eso es imprescindible que se imponga el criterio de los duros, los radicales, los "de verdad". El único enemigo serio de la COPE y a mucha distancia por delante es la SER que es del grupo PRISA mientras que el único competidor serio de El Mundo (y también por delante) es El País, asimismo de PRISA. La COPE y El Mundo harían lo que fuese por silenciar a la competencia ya que no pueden vencerla limpiamente en el mercado. El primer Gobierno del PP trató de hundir el grupo PRISA encarcelando a sus principales dirigentes, Jesús de Polanco y Juan Luis Cebrián, y, aunque no lo consiguió, dejó claro que era amigo de sus amigos. Estos otros, en cambio, los miserables centristas de Rajoy, pretenden mantener una abominable equidistancia entre los medios nacionales y virtuosos y los de la masonería vendepatrias, algo que no se puede tolerar.
Ese enfrentamiento tiene difícil componenda; divide y dividirá al PP hasta que la derecha ultra, católica y nacional, acabe desgajada en un partido independiente (que bien puede ser el de la señora Díez), dejando al resto en el centro-derecha, que es donde están los votos y los pactos con los nacionalistas llamados "periféricos".
(La imagen es una foto de Brocco Lee, correspondiente a la noche del nueve de marzo de 2008, día de las elecciones, cuando ya se sabía que las había ganado el PSOE, bajo licencia de Creative Commons).