Por fin bajó el indómito vascón, propulsado por el último bombazo de ETA contra la oligarquía vasca (sí señor, a ver si se enteran esos capitalistas de una vez, que son tan capitalistas que parecen españoles) a colocar al señor Rodríguez Zapatero su originalísimo plan para llegar a la independentzia de Euskal Herria a través del Estado Libre Asociado de Puerto Rico. (Bueno, si no gustan Vds. de Puerto Rico que al fin y al cabo son inferiores del tercer mundo, tengo los casos de Escocia, Flandes y Quebec, todos ellos racialmente fetén).
En Madrid estábale esperando el señor Rodríguez Zapatero armado con un constitucional NO y la legalidad vigente. (¿Armado? Enrocado, pardiez, en la legislación española vigente. Qué vergüenza: querer aplicarnos a los vascos las mismas leyes que a los andaluces o los extremeños y no pretendo ofender a nadie...). En La Moncloa el presidente del Gobierno explicó también al lehendakari que, si quiere traca, que convoque elecciones, a ver qué pasa y, en el ínterin que traslade al colegio cardenalicio del PNV su malestar por la moción del Parlamento vasco acusando al Gobierno de "amparar" las torturas a los gudaris. (Y me quedé corto: tenía que haberle dicho que es de vergüenza que traten de salvar sus traseros aprobando mociones gratas a los terroristas para que no los asesinen.
Volvióse pues el jelkide por do había venido con agravios suficientes para movilizar a la sana opinión de "este pueblo" a quien se niegan sus derechos de forma arbitraria. (Ahora se van a enterar los españoles: unas buenas elecciones anticipadas sobre el "derecho a decidir" de los vascos, vilmente pisoteado por los amigos de las víctimas de los gudaris. Habráse visto.)
De vuelta a casa, la eficacísima policía francesa, con ayuda de la Guarda Civil, detuvo al presunto cabecilla de ETA, un tal Thierry, y tres presuntos asesinos más, uno de los cuales había sido cargo representativo de Batasuna en esa esquizofrénica navette que hay en el País Vasco entre asesinos armados y asesinos desarmados (siempre presuntos, claro es), en esa pintoresca ósmosis de pistoleros de este o aquel lado de la frontera de la ley, muchas veces pasando por la sacristía para cambiarse de atuendo. (¡Bah! Un golpe transitorio a las ansias de libertad de "este pueblo". Por cada Thierry caído habrá veinte que ocuparán su lugar; por cada etasuno encarcelado, cincuenta saldrán empuñando la parabellum o la credencial, según convenga.)
Como gustéis. De momento, los presuntos pistoleros en el trullo y los presuntos soberanistas a convocar elecciones autonómicas en el País Vasco por haber tratado de saltarse el límite legal que impone la sana leyenda del arbol malato. Que no sé yo si, con la falta de operatividad que mostrará ETA en los próximos meses, con su presunto cerebro (es un decir) en chirona, se estarán dando las condiciones para que "este pueblo" sepa cómo debe votar al amor de la lumbre de un buen bombazo de vez en cuando.