dissabte, 9 de febrer del 2008

Votar a la izquierda.

Hace ocho años, poco antes de las elecciones de 2000, se fraguó a toda prisa una especie de lamentable pacto electoral entre el PSOE e IU que constituyó un desastre. Un par de años antes había publicado servidor un artículo en El País del 12-6-98,titulado La unidad de la izquierda en el que venía a decir que tal unidad no me parecía recomendable ni aceptable. Mandaba por entonces en IU el señor Anguita, cuya animadversión al socialismo era mayor que la que decía sentir hacia la derecha, lo que le había empujado a formar una especie de alianza de hecho con el señor Aznar para ir contra el señor González. La famosa "pinza" la había propiciado el director de El Mundo, señor Ramírez, en una hábil maniobra consistente en halagar la inmenmsa vanidad del señor Anguita y moderar la no menos inmensa soberbia del señor Aznar.

En esas condiciones, pensar en una unidad de la izquierda era descabellado y siguió siéndolo cuando el señor Frutos sucedió al señor Anguita y el señor Almunia al señor González. La realidad se encargó de demostrarlo con un considerable batacazo electoral del PSOE e IU en las elecciones de 2000.

Desde entonces las cosas han cambiado mucho, sobretodo en IU. El odio tradicional de los comunistas hacia la socialdemocracia traidora parece haberse mitigado un tanto y, desde luego, el estilo innovador, flexible y crítico introducido por el señor Llamazares, aunque haya chocado con los sectores más anquilosados del PCE, abre perspectivas nuevas a IU que, al fin y al cabo, constituye la única esperanza de supervivencia de una formación a la izquierda del PSOE. Hoy no es verosímil que el Partido Comunista de España pueda presentarse en solitario a unas elecciones, dado el declive que en toda Europa ha padecido esta corriente desde los años de 1991 en adelante. El ejemplo de las últimas elecciones presidenciales y parlamentarias francesas, donde el PCF ha coronado una trayectoria de sonoros fracasos con otro aun más llamativo así lo indica.

Que el señor Llamazares y lo que representa constituye una esperanza viable para IU porque habla un lenguaje que la gente de la izquierda puede volver a aceptar, ya que no confunde la jerarquía de enemistades como hacía el señor Anguita, puede observarse en la última entrevista publicada en el 20 Minutos, en la que afirma que "IU está abierta a gobernar con el PSOE". Esa afirmación es un paso decisivo hacia la configuración de una unidad de la izquierda de verdad que resultaría muy prometedora. Es más, ya vengo diciendo hace un tiempo que, de tener la garantía de que IU contribuiría a formar un gobierno leal de la izquierda en lugar de torpedear al PSOE, se abriría la posibilidad de que las consideraciones del voto útil dejaran de jugar en su contra. Pero ha de ser una garantía sólida. A nadie de izquierda podría satisfacerle que el voto a IU fuera útil... al PP. Cómo se arbitraría esa garantía es cosa que corresponde a los respectivos dirigentes de ambas formaciones, ya que contaría con un considerable respaldo, como puede verse en la encuesta que publicaba ayer El País. La posibilidad de un gobierno de la izquierda tiene muchas simpatías en el electorado al que le gusta ver que un PSOE sin mayoría absoluta no se convierte en rehén de unos u otros nacionalismos y, al contrario, se echa un poquito hacia la izquierda, que buena falta está haciéndole. ¿Por qué no aborda la cuestión el señor Rodríguez Zapatero? Sin duda la sola posibilidad haría que la derecha empezara a hablar de la coalición "social-comunista", como hizo el señor Aznar en 2000. Pero eso ya no asustaría a nadie.

El señor Llamazares ha dado un primer paso. Convendría que el señor Rodríguez Zapatero diera otro. Merece la pena explorar esa posibilidad. Cuando menos explicitar que si sumados los votos y escaños de los dos partidos de la izquierda consiguen mayoría absoluta van a gobernar en coalición. Esa sería la fórmula para movilizar el voto de (casi) toda la izquierda.


(La imagen es de Petezin,bajo licencia de Creative Commons).

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