La táctica del espejo es el nombre que mejor designa el tipo de oposición que ha mantenido el PP a lo largo de la legislatura y que en síntesis consiste en acusar al adversario de hacer lo que ha hecho él mismo. Es el problema de quienes padecen la neurosis del doble, que se odian en el otro y quisieran exterminarse terminando con ese otro en el que no ven sino a sí mismos. No obstante, el truco o táctica da resultado si uno lo pone en marcha con suficiente desparpajo, cualidad ésta que abunda en la derecha como amapolas en barbecho, empezando por los auxiliares del señor Rajoy, los señores Acebes y Zaplana que parecen desayunarse a diario una ración de morro, y terminando por la aguerrida Madame Aguirre que tiene más desparajo que una chulapa de zarzuela.
A raíz de la entrevista de ZP en El Mundo, la plana mayor del PP, comenzando por el señor Aznar, oficialmente retirado de la política para hacer un máster de intelectual, acusó al presidente del Gobierno de mentir a los españoles. Sí, sí, el señor Aznar. El mismísimo señor Aznar de "créame, le digo la verdad, Sadam Hussein tiene armas de destrucción masiva". Espejo.
A raíz del comentario off the record pero on the record por descuido de ZP al señor Gabilondo sobre tensión y dramatismo, en el PP afirman que el presidente del Gobierno es el responsable de la crispación en España. De la crispación. El PP. El PP del señor Martínez Pujalte, el único diputado al que ha habido que echar del Congreso por abroncador al frente de la manga de berreantes y pataleadores de las bancadas de la derecha. Espejo.
El señor Rajoy detecta inseguridad y delincuencia rampante en las calles de España y promete poner en ellas no sé cuántos miles más de agentes. El señor Rajoy, el que quitó de ellas a siete mil agentes siendo ministro del Interior y consiguió el raro de mérito de hacer de España la número uno de delincuencia en su mandato. Espejo.
En el PP se quejan amargamente de que ZP haya roto los pactos básicos de la transición. Esos pactos estarían en su cabeza, caso de tenerla, pero no escritos. El único pacto escrito fue el llamado "Pacto antiterrorista", que propuso ZP cuando en la oposición y del que hizo pública burla el señor Rajoy hasta que su jefe el señor Aznar le dijo que había que firmarlo, momento a partir del cual el señor Rajoy, de recia e indómita personalidad, pasó a ser firme partidario de él, lo cual no le ha impedido romperlo en mil pedazos desde el momento en que jamás en cuatro años ha respaldado al Gobierno en la lucha antitrrorista, que es lo que dice el pacto expresamente. Espejo.
Dice el señor Rajoy que él no cometerá el error o la iniquidad de negociar con ETA, como ha hecho ZP... y como hizo él cuando estaba en el Gobierno y volvería a hacer si pudiera, que no podrá porque no ganará las elecciones. Espejo.
Dicen en el PP que ZP es el paria de Europa, ninguneado en política internacional. Será mejor estar a tortas con los otros países europeos, ponerse de felpudo ante Mr. Bush y mucho mejor andar hablando mal de España, como hace el intermitente profesor de Georgetown. Espejo.
El Gobierno del PSOE es un gobierno genuflexo ante ETA, es decir, ante el Movimiento Vasco de liberación según el señor Aznar. El Gobierno está vendido a los nacionalismos rompedores de España. Por supuesto, es mucho mejor un Gobierno del PP, al que se puede sacar en día más que al del PSOE en doce años según decía el señor Arzallus. Espejo.
El Gobierno del PSOE ha dilapidado la herencia económica del PP, dice el PP. Pues menos mal que lo ha hcho porque tal herencia económica en el último día del PP consistía en un punto más de inflación, ocho décimas menos de crecimiento y dos puntos más de paro. Espejo.
Por último, en 2004 los españoles dieron su confianza al PSOE, frente al trío de la bencina, los señores Rajoy, Acebes y Zaplana. Comprendo que el interés de la troika, con ayuda del genio de la polémica, señor Pizarro, sea salir elegido de nuevo. Pero, además de culpar de todo al PSOE, ¿qué es lo que ha hecho de positivo para que los españoles vuelvan a confiar en ella, fuera de mirarse en el espejo y odiarse?