Hoy recibe el señor Rodríguez Zapatero en La Moncloa al señor Ibarretxe que viene a pedir permiso para ponerse fuera de la Constitución y, si puede, de España. Antes de que los dos políticos configuren esa unidad de la foto, conformando un solo ser, el señor Zaparretxe, el señor Rajoy ya ha dicho al Presidente no sólo lo que tiene que decir, esto es, “No”, sino cómo tiene que decirlo, “por convicción” (esto es, insultando) y nada de por cálculo electoral. Porque lo que es el señor Rajoy y el PP, su partido, ¿cuándo han hecho ellos algo por cálculo electoral?
”Jamás”, dice el señor Zaplana, cuya fuerza de convicción es notoria.
Son la Escila y Caribdis de Odiseo Zapatero en esta mar tempestuosa de la singladura nacional. La nación, tema de los temas en España. Es algo que unos discuten (minorías) y otros (¿mayoría?) sostienen que no se puede ni discutir. La nación no puede discutirse (caramba, caramba) porque, según dice el señor Rajoy, es la más antigua de Europa. Sobre no estar claro por qué la antigüedad esté libre de discusión (cosa que sólo puede convencer a alguien conservador), el dato no es cierto. En el Concilio de Constanza, a comienzos del siglo XV, se decide que las votaciones se harán por naciones y se determina que hay cinco: Italia, Alemania, Francia, España e Inglaterra. Y si nos vamos a las memorias de estudiantes inscritos en las paredes de la Universidad de Bolonia, fundada en el siglo XI, hay tantas naciones que verlo produce estupor.
En todo caso, la izquierda parlamentaria ya adelantó ayer la respuesta al señor Ibarretxe: “No”. El señor Rodríguez Zapatero va a decirle, según asegura, que “no” y que vuelva con una propuesta consensuada con los demás vascos (lo veo difícil) mientras que el señor Llamazares dice que el “no” no debe significar cerrar todas las puertas, que viene a ser como decir lo mismo. Esto es, la izquierda parlamentaria adoptará un curso medio, un juste milieu. “Vuelva Vd. mañana, señor Ibarretxe y traiga los deberes hechos”. En verdad, no se me ocurre que el Gobierno pueda o deba hacer algo distinto de lo que va a hacer.
Imagino que desde el punto de vista de la extrema izquierda, la extraparlamentaria, lo que hay que hacer es escuchar al señor Ibarretxe y reconocer de inmediato el derecho de autodeterminación, también llamado “derecho a decidir”. No estoy de acuerdo. El derecho de autodeterminación debe reconocerse pero no posibilitar su uso si no en sociedades pacificadas desde años atrás y en las que el miedo no pueda deformar el sentimiento de los electores. Pretender que hay condiciones en el País Vasco siendo así que la amenaza de ETA puede afectar a miles de vascos no es un argumento sino una falsedad. La coña esa de que también están las "fuerzas de ocupación" ya no cuela ni entre los suyos. Aquí los que amenazan, extorsionan y amedrentan son los del tiro en la nuca que quizá se haya convertido en el "tiro en el hombro" , escala intermedia entre el tiro en la nuca y la kale borroka, que todo hay que medirlo. En la extrema derecha ya ha salido el señor Aznar disparando cizaña contra todo lo que se mueva. El Gobierno de hoy es el de un partido desleal, infame y traidor. Supongo que si alguien se arranca así su acto siguiente será agarrar un fusil . No es cosa de animarse, pero tampoco de arredrarse. Hasta el señor Aznar tendrá que entender que los tiempos de hacer política a base de insultar están enterrados en el Valle de los Caídos, junto a sus padrinos espirituales, José Antonio Primo de Rivera, hijo del dictador jerezano, y Francisco Franco, dictador por derecho propio, quien estableció un régimen en España que el señor Mayor Oreja no considera conveniente condenar porque representaba a un sector muy amplio de españoles. Claro, hombre, claro ¿cómo van a condenarse a sí mismos?