ETA también ha inaugurado su curso académico, dando respuesta, dicen, al encarcelamiento de diecisiete dirigentes de Batasuna. Es decir, ya estamos donde solíamos. Con bastantes cosas cambiadas, pero donde solíamos. ETA quiere seguir matando aunque parece que lo tiene más difícil por el acoso policial a ambos lados de la muga y la presunta impericia de sus pistoleros. Puede incluso haber más ejecuciones baske style, que para eso han dado denominación de origen al tiro en la nuca. La práctica de los secuestros para garantizar la cuenta de resultados parece en un (probable) abandono.
Los de Batasuna en el talego. Esta vez van a acusarlos y condenarlos, si reúnen pruebas, por un delito continuado de colaboración con banda armada y les va a caer un buen puro. Y no estará mal que suceda para que el personal se meta en la cabeza que las leyes están para cumplirlas, aunque se piense que sean (y hasta a veces lo sean) injustas. Hay otros medios para protestar por las leyes injustas además de intentar volar a una persona en pedazos. Porque los de Batasuna no están en la cárcel por sus ideas solamente, sino por ser presuntos colaboradores de banda armada. Que ellos le llamen "organización armada", como si le llaman "guerreros de Sabin Arana" no hace el comportamiento menos delictivo. Y al decir que no están en la cárcel por sus ideas solamente no se está diciendo que también lo estén por sus ideas sino que solamente se está aceptando el hecho elemental de que todo comportamiento será, es de suponer, resultado de una idea. Claro que viendo los comportamientos de los etarras lo anterior suena algo ingenuo.
Da la impresión de que el señor Ibarretxe pretende seguir con su proyecto de consulta aunque vuelvan los atentados. Así debe interpretarse esa extraña fórmula de que no "vamos a permitir que ETA nos marque la agenda". Los nacionalistas burgueses a lo suyo, a plantear una consulta popular en unos territorios en los que algunos electos de los partidos tienen que andar con guardaespaldas, signo obvio de falta de libertad. Invocar la lucha contra ETA para justificar el hacer lo que ella quiere es una bonita forma de hipocresía. Está claro que ningún gobernante español, ningún parlamentario ni juez admitirá que el señor Ibarretxe lleve a la práctica su propósito que, aunque él haga como que no, consiste en apoyar su hipotética consulta en los bombazos de ETA, consultar a bombazos.
Ayer supimos que el Tribunal Supremo estadounidense rechazó ocuparse de la solicitud de amparo de un ciudadano alemán presuntamente secuestrado y torturado por la CIA en terceros países invocando la razón de Estado. Algo parecido o más amplio pueden hacer los tribunales españoles, máxime cuando el comportamiento que han de juzgar es legal, a diferencia de la actividad del ejecutivo estadounidense. Procesar y, en su caso, condenar a quienes posibilitan de forma material y justifican en lo ideal los asesinatos de los terroristas es legal y conveniente.
No me convence esa equiparación que leo a veces por ahí entre los nacionalistas de izquierdas y los nazis. Por supuesto el lenguaje de ETA y el de Batasuna están repletos de la idea de Euzkadi (o sea, la nación) y del socialismo, como los nazis. De todas formas esa es una asociación muy débil. Pero al ver el cartel nazi que se reproduce más arriba me chocaron los tres atributos que se predican del joven alemán: "Inquebrantable/Decidido a luchar/Seguro de la victoria". Suenan, ¿verdad?