El premio Nobel de Fisiología o Medicina James D. Watson ha hecho unos comentarios con tintes racistas en menoscabo de los negros y se ha armado un follón que lo ha obligado a pedir disculpas en público a toda velocidad. Pero no le han servido de gran cosa pues ya lo han depuesto de su cargo académico en un instituto de investigación, le han cancelado una conferencia prevista y una gira de publicidad de un libro que acaba de publicar. De honorable ciudadano ha pasado a apestado. En la conciencia contemporánea no hay lugar para el racismo, esa odiosa forma de pensar. Es un escandalazo genuino porque, si los juicios racistas hubieran sido contra los judíos siempre habría alguien que hablaría de la fuerza del lobby semita, cosa que da mucho lustre. Los agraviados aquí son los negros sin embargo, que no tienen lobby, carecen de influencia (esto es, poder) real en el mundo y ni siquiera han dicho esta boca es mía.
Al mismo tiempo, tanto escándalo y aspaviento es un poco sospechoso. Suena a mala conciencia porque todos sabemos que lo que dice el doctor Watson es un prejuicio que comparte muchísima gente; es un tópico, un lugar común. Sin ir más lejos hace como quince años los profesores estadounidenses Richard J. Herrnstein y Charles Murray publicaban La curva de Bell, un libro en el que sostenían que los negros tienen un coeficiente intelectual equivalente al 85% del de los blancos mientras que los asiáticos alcanzaban el 115% también por referencia a los blancos. Un libro que levantó igualmente mucha polvareda por el mismo motivo.
Mi inclinación es a considerar el racismo un delito. Pero hay que admitir que las opiniones no delinquen. Nos gusten o no. Y no creo que se combata el racismo persiguiendo a quienes emiten opiniones racistas, sino debatiendo con ellos y demostrando que son opiniones falsas e inmorales. El racismo en nuestras sociedades es rampante y hay que luchar contra él convirtiéndolo en asunto de debate público. Que no es cosa simple. Por ejemplo, el racismo no es una perversión mental de blancos, también hay negros, asiáticos, judíos racistas...
El señor Mayor Oreja, pillado en un renuncio bastante tonto, quiere arreglarlo diciendo que él no condena nada (todo por no condenar el franquismo) de la historia de España, supongo que por ser historia porque si es por ser de España, el señor Mayor Oreja no tendría arreglo. En cuanto a la historia, si nuestro hombre no condena, tampoco puede aprobar, con lo que pasa por la vida como si no fuera con él. "Humano soy", parece que quiere decir el señor Mayor Oreja como si fuera Marcial, "y todo lo humano me es ajeno." Pues sí, como a las bellotas.
Eso de que un nacionalista no sea independentista es tan difícil de entender como los cristianos que dicen no ser practicantes.Si un nacionalista no es independentista, no es nacionalista. Otra cosa es que quiera la independencia hoy, como el señor Carod-Rovira; mañana, como el señor Ibarretxe; pasado mañana, como el señor Mas o en el día del valle de Josafat, como el señor Durán i Lleida. En mi modesta opinión, el señor Maragall es un nacionalista que había creído que, al menos él, ya era independiente y se ha encontrado con la amarga realidad de que no es así.
Parece que la serie tiene una audiencia enorme. He oído que como seis millones de personas. He visto algún trozo que otro porque la dan inmediatamente después del telediario de TV1 y, por lo que he visto, la serie me parece bochornosa, grosera y estúpida. No dudo de que también tendrá lo que dice la FMP. Pero estoy en contra de prohibirla. Eso es censura. Ya se sabe que todo censor tiene siempre poderosísimas razones morales para usar la tijera. Lo que sucede es que, si admitimos unas tenemos que admitir todas y, según eso, nadie podría poner comedia, drama o narración alguna porque siempre habrá alguien con razones muy poderosas para prohibirlo.
Si la FMP quiere que la serie desaparezca de la parrilla, que convenza a la gente de que lo que está viendo es infame. Y verá cómo Tele5,que sólo está interesada en el beneficio, la suprime de un plumazo.
Como siempre, un problema de educación porque mira que es malo y desagradable lo que yo he visto.