Hoy cumple don Adolfo Suárez setenta y cinco años según parece en no muy buenas condiciones físicas. Hay que ver qué mala suerte ha tenido esta familia con la salud. Con motivo del cumpleaños del hombre que hizo posible la transición se publican diversos tipos de recordatorios. El ABC trae una entrevista inédita hecha en 1980 y el señor Herrero, periodista y eurodiputado del PP, presenta un libro que parece ser una semblanza del ex-presidente. Pero llega envuelta en el escándalo por cuanto la familia del señor Suárez la ha atacado de frente. Algunos de los presentadores previstos se han esfumado como visiones de espejismo.
No tengo ni idea de qué sea lo que levanta las iras de la familia pero me temo lo peor porque estos publicistas de la derecha no paran barras en nada. Y Suárez ha sido siempre un político atípico, un poco ingenuo, que creía en la palabra, cosa harto peligrosa cuando se pisa el suelo resbaladizo de un poder que se ejerce pero no se tiene. Fue el último presidente civil que hubo de habérselas con una sedición militar.
Conocí y traté con cierta asiduidad al señor Suarez en los años noventa porque fui quien lo propuso para el Doctorado Honoris Causa en la Universidad Complutense que ésta le otorgó. Hablé largo y tendido algunas veces con él. Él me presentó a Felipe González quien nos invitó a comer en La Moncloa. Le gustaba recordar su vida pasada y aportaba unas explicaciones a los sucesos que le habían acaecido muy espontáneas y humanas.
No sé por qué hablo de él en pasado cuando lo que yo deseo es que se recupere y retorne a su actividad normal.
Felicidades, Presidente.