Al darme una vuelta ayer por mi otro blog La otra chilanga, en el que aprendo muchas cosas, me topé con la noticia de que no sé quién ha inventado un "Día del blog" y lo ha puesto el treinta y uno de agosto. Esto de decretar "días" de algo es una costumbre que ha cundido mucho. Sospecho que el inventor del asunto pensó en el treinta y uno de agosto para no correr riesgos haciendo coincidir el día del blog con alguna otra efeméride. Agosto parece tranquilo. No es julio, más movidito, proclive a las revoluciones, las independencias, las sublevaciones militares; ni marzo, mes de asesinatos; ni abril, el mes más cruel. Agosto, el último día de las vacaciones, día de retorno. Para mí hay una coincidencia muy relevante porque es el día de mi santo, San Ramón Nonato.
Bueno, el que se apunte al día del blog ya sabe que el treinta y uno de agosto tiene que postear sobre el asunto, recomendando otros cinco blogs, a ser posible de otras culturas (ya veremos qué entendemos por tal cosa los blogueros) o tendencia, resumir su contenido y enlazar con ellos y hacérselo saber. O sea, un curro.