Los EEUU son el país más avanzado de la tierra en muchos aspectos. Renuncio a decir en "todos" porque no quiero broncas con los que defienden que en muchos otros son bárbaros atrasadísimos. Por ejemplo, en punto a "relación equilibrada con la naturaleza" que, en fin... O bien en religiosidad o en falta de religiosidad; que todo lo opinable es antinómico. Son el país más avanzado en un montón de cosas y dejamos el asunto zanjado. Claro que entonces sale el filósofo y se pregunta si estaremos de acuerdo en qué quiera decir "avanzar" y si por sí misma esa mera acción ha de ser intrínsecamente buena. Por ejemplo, uno avanza cuando se dirige hacia la gloria, hacia un Mac o hacia un precipicio. Y a nadie se le ocurrirá que avanzar hacia el precipicio sea algo bueno. ¡Toma! -dirá otro filósofo- ni hacerlo hacia la gloria o un Mac. Todo es vanidad de vanidades. Bueno, es posible, y confieso que me da igual cómo se conceptúe ese "avanzar"; el hecho incontrovertible es que los EEUU van por delante y los demás, todos, tras ellos y por el mismo camino. Hasta los inescrutables chinos.
En los EEUU pasan cosas nuevas que luego se extienden por el mundo, como los pantalones Levy's, el pragmatismo, la Coca Cola, el federalismo moderno, Elvis Presley o la contracultura. Y también pasan cosas viejas que tienen un aire nuevo.
El senador republicano por Idaho, Mr. Larry Craig , que lleva en el Congreso (primero la Cámara y luego el Senado) veintiséis años, ha perdido sus cargos en diversas comisiones y subcomisiones y sus colegas del GOP le piden que dimita de senador. El caso es que al citado senador lo pilló un policía de paisano en el retrete del aeropuerto de Minneapolis en abril insinuándose a otro hombre, no sé si al propio policía. En agosto, el senador, que confesó haber incurrido en escándalo público, recibió una condena de quinientos dólares de multa, diez días de arresto (con beneficio de sala) y un año de libertad condicional sin deber de comparecencia.
Antes de nada hay que decir que la justicia es rápida en los EEUU: atrapado con las manos en donde fuera en abril y condenado, previa confesión de culpabilidad, en agosto. Sí señor la justicia rápida es uno de los pilares de la democracia y, por lo tanto, la lenta lo es de la no democracia.
Lo irónico de esta historia es que el senador Larry Craig ha sido un decidido opositor a la extensión de derechos a los homosexuales, en especial el derecho a contraer matrimonio entre ellos. Y contrario también a incluir los delitos de orientación sexual en el tipo de "fomento del odio".
Eso es exactamente lo que se llama hipocresía y que se ilustra perfectamente con ese dibujo de Felicien Rops titulado Hipocresía que he sacado del blog Maníasmías. Este Rops no hacía concesiones y tenía una fuerza increíble. Fue satánico, dandy, cruel, satírico y revolucionario. Recorrió buena parte del siglo XIX del brazo de gente como Baudelaire o Barbey d'Aurevilly. Y dibujó cosas como esta Tentación de San Antonio que está en el gabinete de estampas de la Biblioteca real de Bruselas, si no la ha robado alguien.
Si uno la mira con atención comprende por qué Freud dijo de ella que Rops había pintado el psicoanálisis. Y ya tiene gracia que el torturado San Antonio esté leyendo "La continencia de José".
Sí, sí, la hipocresía del senador. Sus colegas quieren que dimita. Pero ¿cuántos de ellos son como él? ¿Cuántos votan no según lo que practican sino según lo que dicen? Esas actitudes destruyen de tal modo el prestigio de las instituciones que debieran tener una mucho más dura sanción social de la que tienen. Como lo que sucede con los curas pederastas. El respaldo que la jerarquía, hasta la más alta, presta a estas prácticas nefandas que ya repugnaban a Jesús de Nazaret sobre el cual acaba de publicar un libro su Vicario en la tierra, degradan tanto el prestigio de la Iglesia católica que, en efecto, más valiera a sus señorías, eminencias y santidades atarse una rueda de molino al cuello y tirarse al agua.
Hipócritas como esos parlamentarios de algún que otro país que legislan contra el tráfico de drogas y son ellos quienes consumen como se ha demostrado en alguna ocasión haciendo análisis de orina por sorpresa en los retretes de las cámaras -la hipocresía empieza y acaba en los retretes- o merced a las declaraciones de alguno de ellos.
Los hipócritas estadunidenses van a arrastrar por el lodo al pobre Mr. Craig que, como se ve, está saliendo del armario a patadas en el culo.