diumenge, 17 de juny del 2007

Palestina ya no existe.

Israel la ha devorado en algo más de cincuenta años. Cualquiera que eche una ojeada al mapa contiguo (que saco de una página web educativa) se dará cuenta de que el posible Estado palestino es una entidad territorial fragmentada y menguante. Ya la situación que emergió de la guerra de los seis días en 1967 era insostenible; esa propuesta del lado israelí de 2000 es un dibujo de bantustanes, no hay que engañarse, con el territorio de Cisjordania fácilmente troceable en tres partes e indefendible.

En este contexto, qué más quieren los israelíes que una guerra civil entre palestinos y la división territorial que se ha producido, con la minúscula y superpoblada Gaza independiente de hecho y camino al desastre. La guerra civil entre combatientes del mismo bando es una clarísima premonición de derrota total. Lo mismo pasó con los republicanos españoles en 1937. No me parece envidiable el destino del pueblo palestino. Su exterminio es cuestión de tiempo. Los israelíes lo tienen previsto, los estadounidenses lo alientan y los europeos lo toleran.