La comisión que ha de hacer resurgir de sus cenizas al PSM estará presidida por la señora Narbona. Dicen los socialistas que están dispuestos a todo, a no contar más que con gente pura y sin ambición personal de querer ser secretario general, con gente válida. Lagarto, lagarto, los quieren mansos. No entiendo por qué esté mal tener la ambición de ser secretario general. Lo encuentro muy razonable. Lo malo no es tener ambición sino hacer juego sucio, actuar de acuerdo con intereses creados. Ese es el peligro del PSM. Ayer el señor Blanco se reunió con los representantes de las corrientes enfrentadas en el PSM, los socialdemócratas y los acostistas. ¿Para qué? Espero que no para hacer otro reparto de influencias en el PSOE, sino para decirles que se vayan de una vez.
En todo caso y supuesto que la señora Narbona sea imparcial en el avispero madrileño, a la hora de presidir esa comisión conviene no olvide que un dromedario es un caballo dibujado por una comisión.